Esta es una traducción del Programa Borrador del Partido Comunista publicado por la Unión de Comunistas de Irán (Sarbedarán); hoy Partido Comunista de Irán Marxista-Leninista-Maoísta en noviembre de 1999.
I. LA REVOLUCIÓN MUNDIAL Y EL PROGRAMA MÁXIMO
INTRODUCCIÓN
Vivimos la época del imperialismo y de la revolución proletaria. La mayoría de la población mundial, quienes llevan la carga de la explotación y la opresión, quieren verdaderos y completos cambios en sus vidas. Este mundo está plagado de contradicciones de clase y desigualdades, ha sido puesto de cabeza por la fuerza de las armas de las clases explotadoras, y ponerlo al derecho está en la agenda de la historia. Dos veces en el siglo XX el proletariado ha hecho la revolución dando significativos pasos hacia la construcción de un mundo completamente nuevo. Nuestra clase combatió, triunfó, inició la construcción de la sociedad socialista y durante décadas marchó por este camino desconocido lleno de vueltas y revueltas. Las revoluciones socialistas en la Unión Soviética y en China marcaron una ruptura en el curso de la historia y cambiaron por siempre la dirección de la sociedad humana.
Hasta entonces el curso de la historia consistía de una minoría explotadora que controlaba la riqueza y los recursos productivos de la sociedad así como el trabajo de las masas, reprimiendo al pueblo, mediante el poder político y la fuerza armada y preservando el orden existente. El curso de la historia fue tal que siempre que había una revolución, una minoría diferente tomaba el Poder y tomaba el control de la economía para sus propios intereses. Pero con la revolución socialista, por primera vez, no fueron los capitalistas y los señores feudales los que tomaron el Poder, sino una clase que representaba a los productores de la riqueza de la sociedad. Por primera vez la mayoría de las masas se convirtieron en los gobernantes de su propio destino. A los ojos de los explotadores, esta revolución fue como una larga, oscura y espantosa noche de la que aún hablan con odio y rencor.
Desde dentro y desde fuera, con uñas y dientes, la burguesía luchó por derrocar a los Estados socialistas, y lo lograron, primero a mediados de los años cincuenta en la Unión Soviética y luego en 1976 en China. Estas dos derrotas del proletariado mostraron que el capitalismo internacional aún mantenía significativa fuerza material e ideológica.
Ahora los explotadores señalan el colapso, a comienzos de los años 90, de la imperialista Unión Soviética, y el mayor desenmascaramiento de su carácter reaccionario y opresivo para matar toda esperanza en un futuro diferente y liberador. ¿Pero cuál es la realidad? La realidad es que el dominio del proletariado fue derrocado en la Unión Soviética hace décadas y el Poder cayó en manos de una nueva clase burguesa. Y, en ese momento, los comunistas de todo el mundo, dirigidos por Mao Tsetung, anunciaron este importante hecho. El colapso de la Unión Soviética fue de hecho el colapso de un país capitalista y el resultado de la profunda crisis del sistema imperialista. Este colapso de la Unión Soviética fue evidencia de la bancarrota de las estructuras económica y política del capitalismo monopolista estatal en ese país. El colapso de la Unión Soviética fue simplemente una indicación de que la capitalista Unión Soviética fue derrotada en su disputa con el capitalista Occidente, nada más.
Hoy no existen países socialistas en el mundo. Esta es una amarga verdad, pero esto debe verse en su marco histórico. En el curso de la historia ninguna clase revolucionaria en ascenso pudo derribar a las clases reaccionarias de un solo golpe. Por ejemplo, le tomó a la burguesía unos cuantos cientos de años antes de que pudiera reemplazar efectivamente el feudalismo con el capitalismo. Esto será aún más cierto en la transición de la época burguesa a la época del comunismo mundial, ya que la meta del proletariado, a diferencia de la de la burguesía, no es reemplazar una sociedad de clases por otra, sino abolir todas las diferencias de clase. La revolución proletaria es cualitativamente diferente de las revoluciones de viejo tipo y es un proceso complejo y prolongado. La meta de esta revolución es quitar la pesada carga de decenas de miles de años de sociedad de clases de las espaldas de la humanidad. Debido a su carácter, tal revolución no podrá avanzar continuamente y sin reveses. Pero hoy, a pesar de las derrotas, no estamos de vuelta al punto de partida. Los grandes logros y valiosas experiencias acumulados a lo largo de ciento cincuenta años de lucha de clases y, en particular, el establecimiento del socialismo, concentrados en la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo, constituyen la invencible arma de nuestra clase internacional para avanzar futuras revoluciones proletarias.
Armado con este conocimiento revolucionario y contando con estas experiencias y logros, el proletariado internacional ha iniciado una nueva andanada de esfuerzos conscientes y organizados para conquistar el Poder político. Estos esfuerzos pueden verse en particular en el desarrollo de partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas en diferentes países, alguna de estas fuerzas han tenido éxito en iniciar la guerra revolucionaria para conquistar el poder político y han establecido poder rojo en partes de sus países, algunos están en proceso de preparar tales guerras. En la arena internacional estas fuerzas han formado el Movimiento Revolucionario Internacionalista. La tarea de esta organización internacional es ayudar a formar nuevos partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas y a fortalecer los existentes. La meta de esta organización es formar una nueva internacional comunista conformada por los comunistas revolucionarios de todo el mundo.
Hoy, más decididos que nunca, la clase obrera en Irán y su partido revolucionario de vanguardia tienen que echarse al hombro su responsabilidad histórica, la conquista del Poder político mediante la fuerza de las armas. La formación del partido comunista y la presentación de su programa constituyen un comienzo decisivo en este proceso. Esta programa se basa en la experiencia de las revoluciones socialistas en el siglo XX y en la experiencia de las batallas de clase del proletariado, así como en la lucha revolucionaria de los pueblos en todo el mundo incluyendo en Irán. Este Programa es en busca de un mundo comunista, cuyas características fueron trazadas por primera vez por Marx y Engels en el Manifiesto comunista. Este Programa es el grito de batalla de nuestra clase contra el reaccionario sistema dominante en Irán y contra todo el sistema capitalista imperialista. Este Programa es un arma en las manos de todos aquellos que están en la búsqueda de una correcta línea ideológico-política para el avance de la lucha histórico-mundial de la clase obrera para lograr la victoria. Este Programa constituye un plan de guerra y un llamado a la acción que invita a la nueva generación de combatientes proletarios a echarse al hombro la responsabilidad de llevar hasta el fin la revolución en Irán y ayudar a avanzar la revolución mundial.
EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO
La revolución proletaria y el desarrollo del marxismo han pasado por un camino antes desconocido lleno de vueltas y revueltas. El marxismo se ha desarrollado bajo el liderato de maestros como Marx, Lenin y Mao Tsetung; en medio de enfrentamientos con las clases dominantes explotadoras; a través de la lucha contra el revisionismo (tendencias burguesas dentro del movimiento obrero); y en medio de grandes levantamientos de masas.
El Marxismo
La experiencia de la Comuna de París
Hace 150 años, con la resistencia y lucha de los obreros en Europa como telón de fondo, nació el marxismo. El surgimiento de la clase obrera fue la base objetiva para el advenimiento del Marxismo. Marx y su compañero de armas, Engels, aplicaron una concepción y metodología materialista dialéctica al estudio de la historia humana, trayendo con esto una revolución en la historia del pensamiento humano. Hasta ese momento, todas las concepciones sobre las bases de la sociedad humana estaban patas arriba. Por primera vez fue presentada, por Marx y Engels, una comprensión verídica de estas bases.
Marx explicó que la gente en el proceso de la producción y reproducción de sus necesidades materiales entra en relaciones sociales y, más importante aún, de producción. A través de la historia estas relaciones han tomado diferentes formas dependiendo del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, los medios de producción y el conocimiento productivo de la humanidad en cada período histórico. La sociedad humana en su etapa inicial estuvo organizada en una forma primitiva de producción colectiva y una división del trabajo que no tenía carácter opresivo. No había lugar para la propiedad privada de los medios de producción. En un viraje histórico particular y como resultado del aumento de la producción y de la acumulación de excedente, un sector de la sociedad se convirtió en propietario de los medios de producción y en apropiador de ese excedente, asumiendo una posición privilegiada con respecto a los otros sectores de la sociedad. De este modo, la sociedad humana se convirtió en una sociedad de clases. Las clases son grupos diferenciados de personas quienes, más que ningún otro, están caracterizados por su relación con la propiedad de los medios de producción, por si poseen o no tierras, fábricas, materias primas, etc. Otros factores que distinguen a las clases entre sí son: el papel que cada grupo juega en el proceso de producción social o, en otras palabras, su posición en la división del trabajo, y, finalmente, su porción de la riqueza producida. Las relaciones de producción en las sociedades de clases son relaciones entre clases. Marx mostró que la superestructura de la sociedad, es decir, las instituciones políticas y culturales, está construida sobre esta base, reflejando y protegiendo estas relaciones de clases. La superestructura política y cultural es controlada por la clase que domina económicamente cada sociedad. Marx y Engels explicaron que el surgimiento de todas las formas de opresión y explotación, incluyendo la opresión de la mujer, está relacionado con el surgimiento de la división en clases de la sociedad humana.
Marx dijo que en toda época, con el desarrollo de la capacidad productiva humana y el desarrollo de los medios de producción, las relaciones de producción se vuelven viejas y reaccionarias y se convierten en una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas. De modo que estas relaciones tienen que cambiarse y reemplazarse por nuevas relaciones. El demostró que este cambio sólo podía materializarse luego del derrocamiento violento de la vieja superestructura política y su reemplazo con el Poder político y cultura de la nueva clase. La clase que representa las fuerzas de producción avanzadas se convertirá, mediante la revolución, en clase dominante y, basándose en este poder, establecerá nuevas relaciones de producción. Esto es dictadura de clase. Marx y Engels revelaron la verdad de que la sociedad de clases surgió en una etapa particular en la historia del desarrollo de la sociedad humana y será abolida en otra etapa. Analizando científicamente el capitalismo, ellos demostraron que este sistema es la última forma de sociedad humana en la que existen diferencias de clases y antagonismo social. El proletariado, derrocando al capitalismo y fundamentalmente transformando la sociedad, abolirá todas las formas de explotación y opresión y todas las distinciones de clase.
En su histórica obra El capital, Marx desnudó los secretos de la explotación y acumulación de capital. El capitalismo no está basado solamente en la producción ampliada de mercancías, sino que su particularidad es que ha convertido la fuerza de trabajo (la capacidad que tiene una persona de trabajar) en una mercancía. Parece que el obrero y el capitalista entran en un intercambio mutuo, pero con un penetrante análisis Marx mostró que aunque el capitalista compra la fuerza de trabajo del obrero, éste en el proceso de producción crea un valor mucho más alto que el de su fuerza de trabajo. Esta plusvalía es apropiada por el capitalista y constituye la fuente de su ganancia. Esta es la esencia de la explotación del obrero por el capitalista. El capitalista usa esta plusvalía para iniciar una nueva ronda de explotación y acumulación. En resumen, la producción de valor, y de plusvalía en particular, es la fuerza motriz de la acumulación capitalista.
Marx y Engels notaron que el capitalismo por primera vez socializó las fuerzas productivas. Que en el desarrollo sin precedentes de las fuerzas productivas, por primera vez en la historia humana se ha hecho posible proveer (de manera suficiente y creciente) no sólo las necesidades materiales de todos los miembros de la sociedad humana, sino también el desarrollo sin trabas de sus capacidades físicas y mentales. Pero esto se mantiene en el campo de la posibilidad en tanto que la propiedad de los medios de producción y la apropiación de la riqueza producida sigan siendo privadas. la contradicción entre la producción socializada y la propiedad privada es la contradicción antagónica que constituye la fuerza impulsora de las revoluciones sociales para la destrucción del capitalismo y su reemplazo por el comunismo.
La responsabilidad por esta revolución social descansa en los hombros de la clase obrera. El capitalismo, al crear a la clase obrera (o proletariado), ha creado de hecho a su propio sepulturero. La clase obrera es la primera clase en la historia que organizará la producción sobre la base de la abolición de todo tipo de explotación de un sector de la sociedad por otro. Por esta razón. la clase obrera es también la última clase en la historia de la humanidad. Con la abolición de la sociedad de clases, la clase obrera también desaparecerá. Esta es la diferencia histórica entre el proletariado y las otras clases. La clase obrera es la anunciadora de la liberación de la humanidad.
Marx hizo énfasis en que aunque los obreros tienen que luchar incesantemente para impedir que ellos mismos sean aplastados bajo las ruedas del capitalismo, su lucha no debe limitarse a demandas por mejores condiciones de trabajo y más altos salarios bajo el sistema existente. Los obreros, dijo, deben reconocer los más elevados intereses de su clase y combatir por derrocar el capitalismo y establecer una sociedad comunista. Marx y Engels denunciaron específicamente las tendencias burguesas dentro del movimiento obrero que limitan la meta de la lucha de la clase obrera a altos salarios y beneficios sociales y que invitan a la clase obrera a adoptar medios pacíficos. En el Manifiesto comunista ellos definieron de este modo la estrategia revolucionaria de la clase obrera: la conquista del poder político por medio de la violencia para establecer su propio Estado que no es mas que la dictadura del proletariado. Este es el camino de la revolución comunista, una revolución que es, según Marx en La lucha de clases en Francia, "la más radical ruptura con las relaciones de producción tradicionales; sin sorprenderse de que su desarrollo involucra la más radical ruptura con las ideas tradicionales... El comunismo es la declaración de la continuación de la revolución, una declaración de que la dictadura del proletariado es la necesaria transición hacia la abolición de todas las diferencias de clase en general, la abolición de todas las relaciones de clase sobre las que éstas se basan, la abolición de todas las relaciones sociales a las que ellas corresponden y la transformación de todas las ideas que surgen de estas relaciones sociales".
Marx y Engels hicieron énfasis en que, aunque la burguesía ha dividido el mundo en naciones, el proletariado, contrario a otras clases en la sociedad contemporánea, tiene que tener un punto de vista internacionalista, debido a que el capitalismo es un sistema mundial y el proletariado es una sola clase a nivel internacional cuyos intereses residen en el establecimiento de un mundo comunista. Sobre la base de esta concepción, Marx y Engels dirigieron la formación de una organización internacional del proletariado de los diferentes países, la Primera Internacional.
Marx y Engels prestaron considerable atención a la cuestión de la lucha armada y a las leyes de la revolución violenta en el proceso de la transición de la sociedad de una etapa histórica a otra. Engels, en particular, analizó el armamento moderno y las estrategias de la guerra moderna y sacó lecciones para el levantamiento armado de la clase obrara contra el dominio del capital.
La experiencia revolucionaria del proletariado en la Comuna de París enriqueció y profundizó la comprensión de Marx y Engels. El 18 de marzo de 1871, el proletariado y las masas revolucionarias de París se levantaron en armas contra el reaccionario dominio de la burguesía. La Comuna de París declaró su nacimiento. Este primer intento del proletariado por derrocar a la burguesía y establecer su dictadura es de importancia histórico-mundial. Los obreros armados aplastaron a la fuerza armada de la burguesía. Desmantelaron el sistema parlamentario burgués y lo reemplazaron con órganos del Poder popular que tenían a la vez poderes judiciales y ejecutivos. La Comuna trató de reemplazar al ejército permanente con el armamento de las masas populares. Se estableció igual salario para obreros y funcionarios, fue atacado el poder económico y moral de la Iglesia. Pero la vida de la comuna fue corta, y luego de dos meses y medio fue ahogada en sangre por el ejército de la burguesía. Al sintetizar la Comuna de París, Marx y Engels declararon que "la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la maquinaria estatal tal y como está y utilizarla para sus propios fines, sino que debe aplastarla y crear su propia dictadura revolucionaria". Ellos anotaron que la Comuna no aprovechó al máximo su victoria. Se quedó corta en reprimir la contrarrevolución y no confiscó las grandes instituciones financieras, como el Banc de France. Además, la Comuna no se unió con las masas campesinas y por tanto no pudo movilizar su apoyo. Aunque la Comuna duró sólo 72 días, sus logros en el establecimiento y defensa de la dictadura del proletariado son eternos.
El Leninismo
La Revolución de Octubre
El segundo intento del proletariado por tomar el Poder político tuvo lugar en 1917 en Rusia. La revolución de Octubre derrocó el estado de la burguesía y los terratenientes. El establecimiento de la dictadura del proletariado proclamó una nueva era en la historia del movimiento obrero a nivel internacional. Bajo el liderato de su vanguardia comunista, es decir, el Partido Bolchevique, el proletariado movilizó a las masas en el ejército rojo y mediante una insurrección armada de masas aplastó al ejército permanente del Estado zarista y luego libró una gran guerra civil de tres años contra las fuerzas armadas de la contrarrevolución y los ejércitos de 14 países imperialistas invasores. Vladimir Ilich Lenin desarrolló el marxismo a una nueva y superior etapa en el proceso de dirigir el movimiento revolucionario proletario en Rusia y luchar contra el revisionismo dentro de Rusia así como dentro del movimiento comunista internacional. Entre las muchas contribuciones de Lenin está su análisis del desarrollo del capitalismo a su etapa superior y final, el imperialismo. Lenin demostró que el capitalismo en su etapa imperialista a la vez que mantiene sus características básicas, tiene dinámicas particulares con respecto a su etapa inicial. El proceso de explotación y acumulación se ha internacionalizado cada vez más. Dijo que el imperialismo se caracteriza por el desarrollo y dominio del capital monopolista, en oposición a las pequeñas unidades de capital. Otra característica del imperialismo es la formación del capital financiero mediante la integración del capital industrial y del capital bancario. Así, se forman enormes unidades de capital centralizadas, que no sólo controlan todos los sectores económicos de un país dado, sino que pueden poner la economía de todos los países y regiones del mundo bajo su influencia. Una importante característica del imperialismo es la exportación de capital. Lenin analizó que con el advenimiento del imperialismo, la exportación de mercancías ya no es la actividad económica más fundamental del capital, sino que es reemplazada con exportación de capital a otros países en la forma de inversiones directas, créditos y otras formas. El imperialismo ha expandido el desarrollo del capitalismo a las colonias y semicolonias y ha integrado y subordinado modos de producción precapitalistas.
Aunque con el desarrollo del capitalismo en imperialismo el capital se ha vuelto cada vez más internacionalizado y diferentes regiones del mundo están integradas en un proceso mundial de acumulación capitalista, el capital ha mantenido su carácter nacional. En la época del imperialismo se intensificó la rivalidad entre capitales y toma forma concentrada en conflictos entre estados imperialistas. Esta rivalidad en la época imperialista repetidamente ha tomado la forma de guerra.
Sin un análisis del imperialismo era imposible trazar la estrategia y la táctica para a revolución proletaria. Sobre la base de este análisis, Lenin formuló importantes orientaciones estratégicas para la revolución en los diferentes países. Hizo hincapié en que el mundo está dividido entre un puñado de países imperialistas y muchos países oprimidos, y ésta es una característica fundamental del imperialismo. Señaló que la revolución socialista en los países imperialistas no es posible sin apoyar las luchas de liberación en los países oprimidos por el imperialismo. Tal apoyo es una importante tarea internacionalista proletaria. Lenin mostró que bajo el imperialismo se ha ampliado la base para la revolución proletaria. Esta en verdad es la época del imperialismo y la revolución proletaria. Incluso en los países atrasados bajo la dominación del imperialismo con extendidas relaciones precapitalistas, la lucha revolucionaria bajo el liderato del proletariado no sólo puede lograr la independencia del imperialismo y eliminar las relaciones precapitalistas, sino que también puede hacer la transición al socialismo. Estas revoluciones junto con las revoluciones socialistas en los países capitalistas constituyen las dos tendencias de la revolución proletaria mundial.
Además, Lenin señaló un cambio significativo que ocurrió con el advenimiento del imperialismo en la composición de la clase obrera en los países capitalistas avanzados. Denunció el hecho de que la burguesía ha podido comprar a un pequeño sector de la clase obrera en los países imperialistas, utilizando las superganancias logradas mediante la explotación y el saqueo internacionales, y lo convirtió en una aristocracia obrera. Este sector privilegiado es a lo sumo un defensor de la política reformista. De otra parte, los sectores inferiores de la clase obrera en los países imperialistas son la base social para la revolución proletaria y el internacionalismo proletario.
La aristocracia obrera constituyó la base material para el revisionismo en la mayoría de los partidos socialdemócratas que conformaban la Segunda Internacional. Cuando estalló la I Guerra Mundial en 1914, estos partidos se alinearon con la burguesía imperialista de su propio país y levantaron la consigna de "defensa de la patria". En vez de promover la unidad internacionalista y la camaradería entre los obreros y masas oprimidas de los países involucrados en la guerra, ellos esparcieron las semillas de división y enemistad entre las filas de la clase obrera internacional. Al mismo tiempo estos partidos negaban el verdadero carácter del Estado, como el medio de represión de una clase sobre otra, y negaban la necesidad del derrocamiento violento del estado burgués y el establecimiento de la dictadura del proletariado. Durante la I Guerra Mundial se manifestaron situaciones revolucionarias en muchos países capitalistas, pero el dominio del revisionismo en los partidos de la Segunda Internacional llevó a que se la frustrara la revolución en estos países. A diferencia de estos países, el Partido Bolchevique en Rusia adoptó la política del derrotismo revolucionario nacional y levantó la consigna de convertir la guerra imperialista en una guerra civil. Llevando la Revolución Rusa a la victoria, Lenin libró dura lucha para desenmascarar y aislar a los revisionistas de la Segunda Internacional, encabezados por Karl Kautsky. Esta lucha jugó un papel decisivo en la formación de la Tercera Internacional comunista.
En el crisol de la lucha de clases, Lenin desarrolló la concepción marxista del instrumento decisivo en la revolución proletaria, el partido de vanguardia. Desarrolló una correcta concepción de la relación entre la conciencia comunista y el movimiento espontáneo, y de la relación entre la vanguardia dirigente y las masas. El desarrollo correcto de esta concepción hubiera sido imposible sin la lucha contra la tendencia liberal burguesa dentro del movimiento obrero ruso, a la que Lenin llamó "economicismo". El economicismo se oponía a la lucha política planificada de la clase obrera para la toma del Poder y se esforzaba por reducir el movimiento a una lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros. Los economicistas negaban la necesidad de la teoría revolucionaria y se oponían a la necesidad de un partido de vanguardia, a su carácter revolucionario y su papel dirigente en hacer la revolución proletaria. Lenin mostró que la conciencia resultante de la lucha espontánea de los obreros no es una conciencia comunista. Recalcó que la clase obrera no puede, y no debe, simplemente o en lo fundamental concentrar sus esfuerzos en la lucha económica, sino que deben levantarse en una lucha total contra el sistema capitalista y combatir todas las formas de opresión sufridas por los obreros y todas las demás clases y sectores del pueblo. Debe prestar atención a todos los aspectos de la sociedad y aprender cómo identificar sus intereses de clase en toda cuestión social importante y en todo acontecimiento mundial. esta es la única manera en que los obreros pueden entender el carácter del sistema dominante y de las clases explotadoras y ganar la capacidad de unir y dirigir a las masas oprimidas bajo la bandera de la revolución proletaria. Lenin recalcó que la formación de la conciencia revolucionaria de la clase obrera y el avance de la lucha de clases por parte de nuestra clase es imposible en ausencia de un partido comunista de vanguardia. Este partido tiene que representar los puntos de vista e intereses del proletariado. Y llevar la concepción comunista a las luchas de las masas para elevar el nivel de su lucha espontánea a un movimiento revolucionario consciente. Lenin estableció los principios organizativos de tal partido. El partido de vanguardia debe reclutar revolucionarios no sólo dentro de las filas del proletariado sino de todos los sectores [del pueblo]; los revolucionarios deben estar unidos sobre la base del punto de vista comunista y deben dedicar sus vidas a la meta de la liberación del proletariado. El partido tiene que tener una organización fuertemente disciplinada y una columna vertebral secreta con la capacidad de hacer frente a la represión de los enemigos de clase y garantizar la continuidad de la lucha revolucionaria. Sólo cuando el proletariado tiene su propio cuartel general revolucionario puede navegar a través de las vueltas y revueltas de la lucha de clases, e involucrando a las masas ampliamente en la lucha revolucionaria por aplastar el Estado y conquistar el Poder político. Sin un partido así, como cuartel general de la clase obrara rusa, la Revolución de Octubre no hubiera tenido éxito.
La Revolución de Octubre de 1917 estremeció al mundo. Los obreros y campesinos conscientes en la recién fundada Unión Soviética inundaron la escena política. Las mujeres salieron al frente en gran escala y lograron derechos políticos, sociales y económicos sin precedentes; ellas se involucraron ampliamente en la política y la producción. Las naciones oprimidas que por siglos estuvieron encadenadas en la Rusia zarista famosa por ser una cárcel de naciones, adquirieron el derecho a la autodeterminación. Se formó un Estado multinacional basado en la igualdad de naciones, nacionalidades e idiomas. Se confiscó la propiedad de las clases explotadoras y se estableció la propiedad estatal. Se trazó y se puso en práctica el primer plan para la economía socialista. La rueda de la producción giraba ahora para satisfacer las necesidades de la sociedad. Lenin declaró inmediatamente la formación de la tercer Internacional (Comintern) y estableció el cuartel general central de la Revolución Proletaria Mundial con la participación de los representantes de los partidos comunistas revolucionarios de diferentes países. El Estado soviético estableció relaciones y dio apoyo a los movimientos revolucionarios y de liberación de todo el mundo sobre la base del punto de vista y la política internacionalistas.
Luego de la muerte de Lenin, Stalin libró una importante lucha ideológica y política contra los trotskistas y otros que sostenían que el bajo nivel de las fuerzas productivas en la Unión Soviética, la enorme población campesina y el aislamiento internacional hacían imposible avanzar la construcción socialista. Decenas de millones de obreros y campesinos pobres destruyeron el viejo sistema capitalista y dieron grandes pasos hacia la colectivización y la creación de un nuevo sistema económico libre de explotación. Estas victorias ampliaron enormemente la influencia del marxismo-leninismo y elevaron el prestigio de la Unión Soviética a escala mundial. Sin embargo, a pesar de esta victorias, los grandes desarrollo socialistas a finales de loas años veinte y en la década de 1930 estuvieron caracterizados por serias debilidades y defectos. Muchas de estas debilidades se debieron a la falta de experiencia histórica, así como al cerco y la destructiva invasión imperialista a la Unión Soviética. Pero se sumaron a los problemas algunos graves errores políticos. La síntesis y las lecciones de estos errores cayeron sobre los hombros de los comunistas chinos, encabezados por Mao Tsetung.
El Maoísmo
La Revolución China
La victoriosa revolución proletaria en China tuvo lugar tres décadas después de la Revolución de Octubre en Rusia. Años antes de esta victoria, las salvas de Octubre habían llevado el marxismo-leninismo a la revolución china. Al mismo tiempo, la Internacional Comunista, bajo el liderato de Lenin, había trazado a grandes rasgos la estrategia para la revolución proletaria en los países coloniales y semicoloniales. Pero hacer la revolución en un país semifeudal, dominado por el imperialismo, tenía sus propias contradicciones. Pero aplicando creativamente el marxismo-leninismo a las condiciones particulares del país, Mao Tsetung, líder del Partido Comunista de China, desarrolló con éxito la teoría y estrategia de la revolución proletaria en China. Mao señaló que, a pesar de la amplia existencia de relaciones precapitalistas, no es necesaria una revolución democrático burguesa que lleve al dominio de la burguesía y al establecimiento del capitalismo. La liberación de las masas populares depende de la victoria de una revolución de nueva democracia bajo la dirección del proletariado. Esta revolución debe poner fin a la dominación del imperialismo, revolucionarizar el sistema social, destruir la economía y relaciones sociales precapitalistas y de esta forma abrir el camino al socialismo. Mao mostró que la revolución proletaria en este tipo de países es un único proceso en dos etapas. La primera etapa se caracteriza por la lucha para derrocar al imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. Una vez cumplida esta etapa, la revolución pasará inmediatamente a la etapa socialista. En la revolución proletaria, particularmente durante la primera etapa, es necesaria la formación de un amplio frente único de todas las clases y sectores que puedan unirse contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. La columna vertebral de este frente la constituye la unidad de los obreros y campesinos (principalmente los campesinos pobres y sin tierra). El frente único del pueblo y todas las luchas revolucionarias tienen que estar dirigidos por el proletariado y su partido.
En el proceso de dirigir la guerra revolucionaria en China, Mao Tsetung desarrolló de manera omnímoda y significativa las enseñanzas y la estrategia militar de la revolución proletaria. Sintetizó una verdad cotidiana de la sociedad de clases en una poderosa e inolvidable frase: "el Poder político sale del cañón del fusil".
Sobre la base de la victoriosa práctica de la revolución china, trazó las líneas generales de la estrategia para la revolución en los países dominados por el imperialismo. Esta estrategia se llama guerra popular prolongada. Basado en esta estrategia, el proletariado de estos países puede iniciar la guerra revolucionaria desde una zona y desarrollarla basándose en las masas, con el objetivo de conquistar el Poder en todo el país. Mao señaló que las condiciones objetivas para adoptar la estrategia de guerra popular prolongada consisten en que en este tipo de países existe, por lo general, una situación revolucionaria. Esta situación es resultado de la dominación imperialista, la miseria y la intensa represión, que mantienen amplios sectores de la población constantemente en un estado de rebeldía. Además, las clases dominantes de esos países están por lo general empantanadas en divisiones y serios conflictos internos y carecen de una fuerte base social. La existencia de relaciones precapitalistas, de fuerzas productivas atrasadas y las dificultades del Estado en implantar el control sobre remotas zonas rurales, crean condiciones favorables para iniciar, continuar y extender gradualmente sus actividades, y puede convertir las zonas rurales en una fuerte de apoyo económico, político y militar, estableciendo formas embrionarias del nuevo Poder político en estas zonas y llevar a cabo la revolución agraria para destruir las viejas relaciones de producción. Durante un período prolongado y ampliando las zonas bajo su control, el ejército popular rodeará las ciudades desde el campo y al mismo tiempo preparará las condiciones para lanzar insurrecciones en las ciudades que permitan la total destrucción del Estado reaccionario. Los principios básicos de la guerra popular tienen validez universal para los revolucionarios comunistas en todos los países del mundo. Estos principios son: lo decisivo en la guerra es la gente y no las armas; la guerra revolucionaria es una guerra de las masas; y el enemigo combate a su manera y nosotros a la nuestra. Mao también recalcó que el partido comunista tiene que dirigir al fusil y bajo ninguna circunstancia debemos permitir que el fusil mande al partido. Estas teorías son resultado de dirigir Mao Tsetung la guerra revolucionaria durante décadas y de la síntesis dialéctica que él hiciera de miles de batallas.
En el proceso de organizar la revolución proletaria, Mao desarrolló en diferentes aspectos la concepción marxista del partido de vanguardia de la clase obrera. Uno de los más importantes de estos desarrollos fue el concepto de la lucha de dos líneas dentro del partido comunista. Mao se opuso a la idea prevaleciente que consideraba que la unidad del partido era "homogénea". Recalcó que continuamente existen dentro del partido desacuerdos y lucha entre ideas correctas e incorrectas, y que no puede ser de esta manera. esta lucha, a veces, dará el salto a nivel de lucha entre una línea marxista y una línea revisionistas. Esta contradicción y lucha es el reflejo de las contradicciones entre clases y entre lo nuevo y lo viejo en la sociedad. Siempre que las concepciones de clase no proletarias ganen el dominio en el partido, el carácter del partido proletario cambia. Mao recalcó que el partido tiene que desarrollarse a través de la lucha de dos líneas entre la línea correcta y la incorrecta, y hacerse más y más revolucionario; sin esa lucha contra las ideas incorrectas, la vida del partido como vanguardia del proletariado llegará definitivamente a su fin.
La victoria de la revolución china en octubre de 1949 asestó un importante golpe contra el sistema imperialista y abrió nuevos horizontes para el pueblo del mundo. Una población de varios cientos de millones se levantó bajo el liderato de los comunistas y, derrocando el sistema semicolonial y semifeudal, se deshizo de la explotación y, en cuestión de unos cuantos años, acabó con todos los males de la vieja sociedad, como el desempleo, la pobreza, la prostitución y la drogadicción, que habían pesado sobre las espaldas de la sociedad durante siglos. Los esclavos asalariados y los siervos se convirtieron en los amos de la sociedad. La revolución agraria liberó a millones de campesinos del yugo del feudalismo. Las viejas relaciones patriarcales y de chauvinismo masculino fueron atacadas y se aprobaron nuevas leyes basadas en la igualdad entre el hombre y la mujer. Comenzó a florecer una nueva cultura contraria a la superstición. El movimiento de cooperativización y colectivización comenzó a prender en el campo. Con su inagotable fuerza, las masas aplanaron montañas, domeñaron ríos, y allanaron el camino para la construcción socialista.
Continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado
La llegada al Poder de los revisionistas dirigidos por Jruschov y la restauración del capitalismo en la Unión Soviética constituyeron la primera derrota del proletariado. El cáncer del revisionismo había echado raíces en el Partido Comunista de la Unión Soviética desde hacía algunos años; la muerte de Stalin en 1953 y la toma del Poder por Jruschov y cía fueron de hecho el golpe de gracia. Este fue un acontecimiento terrible para el movimiento comunista internacional. Los revisionistas desmantelaron la dictadura del proletariado internamente, pusieron la ganancia al mando y restauraron rápidamente el capitalismo en la unión Soviética. A nivel internacional, con el pretexto de preservar la "paz mundial" y con el pretexto de que "los imperialistas tienen la bomba atómica y por tanto ya no puede librarse la revolución contra ellos", llamaron al proletariado y las masas del mundo a librar a cambio la lucha "pacífica" contra el imperialismo y la reacción.
Este fue un grave acontecimiento para el movimiento comunista internacional. Mao Tsetung se puso a la vanguardia de los revolucionarios comunistas del mundo denunciando el carácter de los nuevos gobernantes soviéticos y la realidad de la restauración capitalista allí. Esta fue una compleja y gran lucha en el movimiento comunista. Pero la más grande contribución de Mao al movimiento de la clase obrera internacional fue analizar y proporcionarle soluciones teóricas y prácticas a las nuevas cuestiones planteadas por la construcción socialista y la prevención de la restauración capitalista.
En la década de 1950, además de la toma del Poder por los revisionistas en la Unión Soviética, Mao estaba enfrentando a fuerzas similares que estaban sacando la cabeza dentro del Partido Comunista de China (PCCh). Se estaba librando intensa lucha dentro del PCCh sobre la dirección de la sociedad y el camino del desarrollo económico, político y cultural. Los comunistas revolucionarios en China encontraron en sus filas a demócratas burgueses que querían detener el proceso del desarrollo socialista. Estas fuerzas estaban contra la transformación revolucionaria de las relaciones de producción y el fortalecimiento y expansión de las formas de propiedad socialista y colectiva, tachándolas de "excesos". Estos seguidores del camino capitalista también se propusieron debilitar el dominio del proletariado en los campos de la política, la cultura y la educación, y promovieron los puntos de vista, los valores y los modelos de las clases explotadoras. Estos dos acontecimientos movieron a Mao Tsetung a estudiar y sintetizar profundamente el carácter de la sociedad socialista y la experiencia de la construcción socialista en la Unión Soviética. Mao se vio enfrentado a cuestiones del tipo de ¿cómo la burguesía nace en el terreno de la sociedad socialista y cómo y basada en qué contradicciones y elementos se reproduce? ¿Por qué dirigentes ex comunistas paran en medio del camino y se convierten en la nueva burguesía? ¿por qué no hubo una significativa resistencia a los revisionistas jruschovistas? ¿cómo puede impedirse la desintegración de la sociedad socialista y la corrupción del partido revolucionario?
Ante los vengativos y revisionistas ataques de Jruschov, Mao defendió las contribuciones de Stalin. Pero para analizar los problemas de la sociedad socialista y dar respuesta, tuvo que sintetizar graves errores en la concepción y práctica de Stalin y trazar una línea de demarcación. Desde el establecimiento de la propiedad estatal socialista en la industria y la agricultura, Stalin había sintetizado incorrectamente que "en la Unión Soviética ya no existen clases antagónicas" y que la sociedad soviética estaba "libre de los antagonismos de clase". De este modo, Stalin vio la amenaza al Estado proletario como proveniente sólo de las conspiraciones y la invasión imperialistas o de elementos de la vieja burguesía. Sin embargo, el peligro de restauración proviene principalmente de la nueva burguesía que se desarrolla dentro del marco de la misma sociedad socialista y encuentra nichos en las estructuras del partido comunista y del Estado. Por esta razón, Stalin no vio la necesidad de librar continua revolución bajo el socialismo movilizando a las masas proletarias desde abajo, y no captó la necesidad de llevar continuamente la transformación revolucionaria en la superestructura política e ideológica de la sociedad y, lo más importante, en el partido comunista y la estructura del Estado. Mao Tsetung consideró que los errores de Stalin eran resultado de la limitada experiencia del proletariado en la construcción socialista, así como de su pensamiento materialista mecanicista. Estos errores produjeron el debilitamiento de la lucha del proletariado contra la nueva burguesía en la Unión Soviética y proporcionaron un terreno favorable para que se fortaleciera y extendiera el revisionismo.
Sobre la base de analizar el carácter de la sociedad socialista y las experiencias de construcción socialista en la Unión Soviética y China, Mao iluminó, y sistematizó, los siguientes puntos estratégicos: luego del derrocamiento de las viejas clases dominantes y de la conquista del poder político por el proletariado, luego de la transformación de la propiedad sobre los medios de producción de propiedad privada de la clase burguesa a propiedad colectiva del Estado proletario y la transformación de pequeños capitales y propiedades privadas en propiedad social del Estado o grupos de colectivos, aún quedan importantes desigualdades entre diferentes capas de la sociedad que se reflejan en forma de contradicciones de clase y lucha de clases. Mao se dio cuenta de que el socialismo es un fenómeno contradictorio que contiene a la vez tanto los vestigios del capitalismo como las semillas del comunismo. La sociedad socialista constituye un gran salto adelante en el que la fuerza de trabajo ya no se compra ni se vende y no está bajo el dominio de fuerzas de clase ajenas y antagónicas, no está al servicio de la producción y reproducción de las condiciones de explotación de los obreros. Pero en esta sociedad aún existen importantes desigualdades, las más importantes de estas contradicciones son las existentes entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, entre la ciudad y el campo, y entre el hombre y la mujer, junto con aspectos de las relaciones económicas burguesas, como las diferencias en salarios y el intercambio de mercancías. A todas estas desigualdades que quedan del pasado se les llama "derecho burgués". Ellas constituyen el terreno material para el desarrollo de una nueva burguesía dentro de la sociedad socialista y dentro del marco de la propiedad socialista. Mao hizo énfasis en que el socialismo no es el fin del camino y que las clases, y la lucha de clases, existirán a lo largo de todo el socialismo. Con el establecimiento del Poder político de la clase obrera cambia la correlación de fuerzas entre las clases así como las condiciones de la lucha de clases. El proletariado, basándose en su propia fuerza, puede restringir el terreno para los antagonismos sociales. El socialismo, debido a su carácter contradictorio, enfrenta así dos caminos: desarrollo y avance con la meta de establecer el comunismo en el mundo, o vuelta atrás hacia el capitalismo.
Mao Tsetung, por primera vez en la historia del movimiento de la clase obrera, tuvo éxito en desarrollar una comprensión científica y omnímoda de la economía política socialista. A la vez que aprendía de los aspectos positivos de la construcción socialista en la Unión Soviética, rompió con muchas concepciones incorrectas que prevalecían entre los comunistas soviéticos. En particular, Mao refutó el concepto soviético que igualaba el socialismo al establecimiento de propiedad pública y al logro de un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. A cambio, Mao recalcó que formas de propiedad estatal pueden convertirse en un pretexto para relaciones burguesas; el patrón para ver si una economía es socialista o no es si avanza hacia restringir las diferencias y desigualdades o si por el contrario hacia aumentarlas.
En su revelador análisis de la lucha de clases bajo el socialismo, Mao Tsetung explicó en dónde es que el núcleo de la nueva burguesía (y no los vestigios de la clase derrocada o los pequeños productores) construye su centro político. El dijo: "Ustedes están haciendo la revolución socialista y sin embargo no saben dónde está la burguesía. Está precisamente dentro del partido comunista, aquellos en el Poder que siguen el camino capitalista". Aquellos sectores de los dirigentes del partido y del Estado que han descartado la estrategia, la política y las metas de la revolución proletaria y el establecimiento del comunismo y que quieren gobernar el país sobre la base de reforzar las diferencias y restaurar el capitalismo conforman el núcleo central de la nueva burguesía. Estos son los revisionistas. La llegada al Poder de los revisionistas significa la llegada al Poder de una nueva burguesía. Mao hizo hincapié en la necesidad de que el partido comunista dirija durante todo el período del socialismo, pero dijo que esto toma una forma dual, porque es dentro del partido donde la nueva burguesía establece su nicho. Por esta razón, durante el socialismo, el partido es el escenario decisivo de la lucha de clases. Mao recalcó el papel decisivo de la superestructura (la conciencia clasista de las masas, el carácter revolucionario del partido, la cultura y la educación) en preservar el Estado proletario y profundizar el carácter socialista de la base económica de la sociedad.
Mao desarrolló la concepción marxista del carácter transicional y contradictorio de la sociedad socialista y de las relaciones de clase dentro de ella y recalcó que avanzar la construcción socialista e impedir la restauración capitalista sólo es posible sobre la base de desarrollar conscientemente la lucha de clases y continuar la revolución. Él dirigió la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) contra la nueva burguesía dentro del partido y el Estado proletario. En la década de 1960, los revisionistas habían tenido éxito en tener una fuerte posición en el Partido Comunista, el Estado, la administración de algunas fábricas, así como en algunos colectivos rurales, instituciones educativas y foros artísticos y culturales. La aplicación de la política burguesa en estos campos donde los revisionistas tenían el Poder había dado por resultado la intensificación de contradicciones sociales. La aplicación de normas despóticas en las fábricas había dado lugar a que los obreros se opusieran a los administradores. Los seguidores del camino capitalista se esforzaron por mantener a la mujer en una posición secundaria y subordinada, tanto en la política como en la producción, y le bloquearon el camino a su liberación cabal y completa. La visión conservadora y la disciplina rígida y burocrática en las instituciones de educación eran sofocantes y opresivas para la juventud. Mao Tsetung confiando en la oposición y rebelión de las masas, las llamó a "bombardear el cuartel general" de la burguesía en el partido y el Estado socialista. Declaró que "la Revolución Cultural fue una nueva forma y método para levantar a las amplias masas a revelar nuestros oscuros aspectos de manera completa, clara y desde abajo". Durante la Revolución Cultural bajo el liderato del centro revolucionario del Partido Comunista, millones de personas se levantaron y revolucionaron la sociedad socialista. Esta revolución dio lugar a profundos cambios en las esferas de la economía, las relaciones sociales y el pensamiento. Amplias masas de obreros y otros revolucionarios profundizaron su conciencia de clase durante esta gran lucha, elevando el nivel de su comprensión del marxismo-leninismo-maoísmo, y haciéndose más capaces de ejercer el Poder político. Durante la Revolución Cultural se formaron nuevos comités revolucionarios. Estos comités estaban presentes desde los niveles locales básicos hasta los más altos órganos del gobierno. Estaban compuestos de diversas combinaciones de diferentes capas de las masas, con diferentes experiencias y variados grupos de edad, de trabajadores manuales e intelectuales, obreros y administradores, gente de partido de fuera de él. Se convirtió en política establecida para los obreros el tomar parte en la administración y para los administradores y expertos, así como funcionarios del partido y del Estado, el participar en la producción. La experiencia e iniciativa de los obreros fue utilizada para la innovación técnica y para promover la producción con éxitos sin precedentes. Las comunas populares, que representaban formas avanzadas de propiedad y relaciones socialistas en el campo, fueron fortalecidas y extendidas. El estudio, la discusión y la lucha teórica y filosófica fueron abordadas ampliamente entre las masas de obreros y campesinos combinándolas con la práctica en la producción. Los intelectuales y cuadros fueron enviados al campo y mezclados con las masas. La ciencia y el arte ya no fueron el monopolio de un puñado de {elite, ya que las masas básicas entraron ahora en estos campos. Para suplir las necesidades de salud y médicas en el campo, se implantó la política de preparar médicos y enfermeros de entre las masas y se estimuló y desarrolló la formación de "médicos descalzos". Las unidades de las milicias se ampliaron con el objetivo de armar a las masas. Se lanzó el movimiento de liberación de la mujer contra las tradiciones reaccionarias y las viejas ideologías chauvinistas masculinas. Y, en general, se libraron importantes luchas para reducir las diferencias sociales.
La Revolución Cultural fue la primera lucha de masas en la historia del socialismo que apuntaba conscientemente a derrocar a la nueva burguesía surgida de dentro de las estructuras del Estado proletario. Durante diez años la Revolución Cultural frustró los intentos de la burguesía por tomarse el Poder y restaurar el capitalismo en China. La Revolución Cultural constituyó la forma y el método de tal lucha, y antes de recibir la derrota, logró nuevos desarrollos sin precedente en el campo de las relaciones económicas, así como en la superestructura política e ideológica de la sociedad, abriendo nuevas puertas para el avance de la sociedad hacia el comunismo. La Revolución Cultural fue parte de la marea revolucionaria de los años sesenta, que barrió tres continentes, así como a los Estados Unidos y los países de Europa occidental. A su vez, influenció profundamente la marea revolucionaria a nivel mundial. En contraste con el asfixiante "socialismo" de la revisionista Unión Soviética, la GRCP presentó al proletariado y al pueblo del mundo un vívido e inspirador cuadro del socialismo.
A comienzos de los años setenta, Mao y sus camaradas, entre quienes estaban destacados líderes como Chiang Ching y Chang Chun-chiao, se estaban preparando para una nueva batalla contra los seguidores del camino capitalista dentro del partido y el Estado en China. Debido al flujo de la marea revolucionaria mundial de los años sesenta, de una parte, y a las amenazas y presiones militares del socialimperialismo soviético contra China, de la otra, las fuerzas revisionistas dirigidas por Deng Xiaoping habían ganado terreno y fuerza una vez más. La correlación de fuerzas, a nivel internacional y dentro de China, se estaba volviendo a favor de la tendencia burguesa y contra el Estado proletario. Los revisionistas se aprovecharon de la muerte de Mao en 1976 para llevar a cabo su contrarrevolucionario golpe de Estado. A nivel interno, comenzaron a destruir los logros de la GRCP y a restaurar el capitalismo bajo la consigna "enriquecerse es grandioso". A nivel internacional plantearon la reaccionaria teoría y estrategia de los "Tres Mundos", llamando al proletariado y al pueblo a conciliar con los Estados reaccionarios y los imperialista de Occidente. La derrota del proletariado y el ascenso al Poder de los seguidores del camino capitalista en China de ninguna manera han reducido la importancia histórica de la Revolución Cultural. La antorcha encendida por Mao para iluminar el camino al futuro aún ilumina. Su desarrollo de la concepción marxista-leninista-maoísta de la dictadura del proletariado y la construcción socialista es el punto de partida para que la clase obrera a nivel internacional avance la revolución proletaria en el futuro.
En el proceso de dirigir las grandes revoluciones que estremecieron el mundo, Mao desarrolló el marxismo-leninismo a una tercera etapa cualitativamente superior, el marxismo-leninismo-maoísmo (MLM). El MLM no es la sumatoria del pensamiento, puntos de vista y política de los más grandes líderes del proletariado, Marx, Lenin y Mao, sino que es el avance y desarrollo de la teoría comunista desde Marx. Es la concentración de las luchas teóricas y prácticas de la clase obrera durante los últimos 150 años. En el curso de la lucha de clases por cambiar el mundo, y en el proceso de conocer el mundo y la naturaleza, el MLM juega el papel de telescopio y microscopio. Le da a la vez una visión más amplia y más precisa a nuestra clase. Esta ideología es invencible porque es verdad. La síntesis teórica y la concepción de la historia así como la aplicación de políticas correctas sobre la base de esta ciencia e ideología en la práctica revolucionaria es el secreto de la victoria histórica y trascendental del proletariado internacional. Hoy, basándonos en esto, podemos abrir nuestro camino y de nuevo establecer países socialistas y avanzar más profunda y ampliamente la revolución proletaria mundial.
POLITICA, CULTURA Y ECONOMÍA
EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA
El comunismo mundial y el período de transición
La meta y perspectiva del proletariado es establecer el comunismo en el mundo. Bajo el comunismo no habrá lugar para las clases, la producción de mercancías, el dinero, las relaciones de opresión y explotación ni para la ideología y la política que corresponden a estas relaciones. Bajo el comunismo, conceptos tales como pobreza, guerra y desempleo no tienen lugar, no hay naciones, fronteras ni religiones, y todas las formas de opresión sexual, nacional y religiosa habrán desaparecido. La gente ya no se divide entre quienes sólo manejan o se encargan del trabajo intelectual y quienes sólo hacen trabajo manual. Bajo el comunismo se abolirán las clases y no habrá señales de desigualdad de clase, género o nacionalidad, y se hace superflua la existencia de un aparato de Estado como medio de dictadura de una clase sobre otra. Bajo el comunismo no hay Estado, ni existen partidos que actúen como representantes políticos de diferentes clases. Con la abolición de las clases y las desigualdades de clase, conceptos tales como dictadura y democracia y desigualdad e igualdad habrán perdido su significado y desaparecerán. La división del trabajo y las diferencias raciales y de género en la sociedad comunista ya no serán una causa para ningún tipo de privilegio de uno sobre otro o la dominación de un sector de la sociedad y la privación del otro sector. Bajo el comunismo uno sirve a la sociedad según la capacidad que uno tenga y recibe de la sociedad según las necesidades de uno. Durante el proceso de cooperación voluntaria y consciente, la gente se ocupa en la producción y reproducción de las necesidades de todos. El principio de "de cada quién según su capacidad y a cada quien según sus necesidades" significa que el objetivo de que la gente trabaje no es su supervivencia individual. La capacidad productiva y la abundancia bajo el comunismo habrán alcanzado un nivel en el que es realizable la posibilidad de plasmar el plasmar el principio de "a cada quien según sus necesidades"; la conciencia social se habrá desarrollado a tal nivel y la conciencia comunista se habrá generalizado tanto que el principio de "de cada quien según su capacidad", se plasmará voluntariamente. No habrá necesidad de coerción, y no se verá a nadie haciendo trampa. Tales conceptos se habrán desvanecido, junto con las clases y los antagonismos de clase y el Estado de clase; estarán consignados en el museo de la historia. La fuerza motriz y el mecanismo de avance de la sociedad comunista será la contradicción entre lo nuevo y lo viejo, lo correcto y lo incorrecto. Pero esto no involucrará contradicción y lucha de clases antagónicas.
El mundo comunista se construirá por medio de revoluciones proletarias. La clase obrera en todos los países tiene que organizar estas revoluciones y moverse en esta dirección derrocando a las clases explotadoras. Pero la revolución proletaria no puede, de un solo golpe, lograr la victoria en todo el mundo. La desigualdad del capitalismo mundial y los flujos y reflujos de la revolución en los diferentes países hacen imposible esto. De modo que entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista habrá un largo período de transición y transformación revolucionaria llamado socialismo. El socialismo es el dominio político de la clase obrera y es llamado dictadura del proletariado. El socialismo es una sociedad en transición y constante cambio. Lo que define la dirección de desarrollos y avances de la sociedad socialista es la brújula del comunismo: ¿Se restringen o no las diferencias sociales y de clase? ¿Hay lucha continua por destruir las viejas ideología, concepción y creencias que justifican la sociedad de clase o se reproducen estas ideas de diferentes formas? Este es el patrón que define si las políticas y medidas en la sociedad socialista representan un avance hacia el comunismo o señalan un retorno al capitalismo. La existencia de un Estado proletario revolucionario a lo largo del período de transición, es necesaria para garantizar el mantenimiento y avance de la sociedad socialista en dirección del comunismo mundial.
El Estado proletario: Democracia y dictadura
El proletariado, bajo el liderato de su partido de vanguardia y a través de la revolución de masas violenta, aplasta el aparato de Estado de las clases dominantes. El proletariado, basándose en las instituciones y organizaciones que han llevado exitosamente el proceso de la revolución a la victoria (es decir, el partido comunista, el ejército rojo, el frente único y las organizaciones de masas nacionales y locales), construye la estructura del Poder político a nivel nacional.
Al contrario de la burguesía que dice que su Estado representa la "voluntad popular" y habla sobre "democracia para todos", el proletariado claramente declara que el Estado proletario al igual que el Estado burgués en cuanto a eso tiene dos aspectos, dictadura y democracia. Democracia burguesa es dictadura burguesa sobre el proletariado y las demás clases trabajadoras. Esto es cierto tanto para los países del llamado "tercer mundo", cuyos regímenes abiertamente y constantemente reprimen a las masas, como para las democracias parlamentarias de Occidente. El Estado del proletariado es lo opuesto: es democracia para la clase obrera y las masas populares, y dictadura sobre la burguesía y los enemigos del pueblo. Las masas populares, que han sido privadas del derecho a gobernar políticamente, a controlar la política, la economía y la cultura de la sociedad, y que fueron reprimidas por el Estado burgués, se convertirán en los verdaderos amos de la sociedad. Los trabajadores obtendrán libertad y sus derechos fundamentales. Estos derechos incluyen: el derecho a regir la economía, el derecho a ejercer el Poder político en todas las áreas de la superestructura, y el derecho a controlar y reprimir todas las fuerzas antagónicas que están por restaurar el capitalismo.
Los hipócritas burgueses tratan de presentar el Estado como un "aparato neutral" que es "mediador entre clases sociales". Pero todos los Estados, tanto el proletario como el burgués, tienen un particular carácter económico de clase. La dictadura del Estado burgués, no importa qué forma tome (militar, religiosa, o democracia al estilo occidental), es representante de una minoría que domina las bases económicas de la sociedad y está al servicio de sus propios intereses. Bajo este Estado, aquellos que producen toman la porción menor de la riqueza producida, y aquellos que no toman parte en la producción se apropian de esa riqueza y la acumulan. La política, la ideología, la ley y la coerción preservan esta situación. De otra parte, la dictadura del proletariado hace añicos el sistema de propiedad privada, establece el sistema de propiedad pública y crea las condiciones en las que cada quien toma de la riqueza socialmente producida lo correspondiente a su trabajo. La dictadura del proletariado crea las condiciones para la eliminación paso a paso de todas las clases y distinciones de clase y de todas las instituciones e ideas que glorifican y fortalecen estas diferencias. La dictadura del proletariado lucha por el avance de la revolución mundial y el establecimiento de un mundo comunista. La política, la ideología, las leyes y la coerción de la dictadura del proletariado están al servicio de estos fines.
El Estado proletario tiene su propio ejército, administración, sistema judicial y leyes. El ejército en la sociedad socialista es cualitativamente diferente del ejército burgués en que sus rangos militares no están caracterizados por las diferencias de clase y la obediencia ciega. Este ejército participa en la producción junto con las masas. El ejército revolucionario es complementado por las milicias populares, que representan a las masas armadas. A medida que se revolucionan las relaciones de producción y se desarrollan las fuerzas productivas, se hace posible gastar menos tiempo produciendo lo requerido para satisfacer las necesidades materiales de vida, y las masas tendrán más tiempo para participar en las tareas administrativas y otras tareas no productivas, incluyendo las milicias. La administración del Estado proletario es fundamentalmente diferente del inflado aparato burocrático de la burguesía y, debido a la amplia participación de las masas en el manejo de los diferentes aspectos de la sociedad, es mucho más pequeña. En la sociedad burguesa, las leyes están para proteger las diferencias de clase y están contra el proletariado y las masas; en la sociedad socialista el propósito de las leyes es eliminar las distinciones de clase y todas las desigualdades sociales, y están contra las clases explotadoras.
El Estado y el partido
Bajo el Estado proletario, el partido comunista tiene un papel dirigente que es oficial e institucionalizado. Una de las calumnias usuales de la burguesía es que "el Estado de los comunistas es un Estado de un partido único y por tanto a la gente se la priva de tomar parte en el Poder político. Pero los Estados capitalistas son multipartidarios. Los gobernantes cambian y se da la oportunidad de gobernar a todos". Esto es pura hipocresía. No es cierto que en las sociedades capitalista a todas las clases se les da la oportunidad de gobernar. Por el contrario, los diferentes partidos gobernantes consisten de diferentes capas de la burguesía y en cada período una o una coalición de ellas forma el gobierno. El juego demagógico de la burguesía de que le permite al pueblo escoger uno de sus partidos ni ahora ni entonces cambiará nada. Siempre un núcleo de líderes de la burguesía dirige el Estado. Estos líderes son o representantes de los partidos gobernantes oficiales o políticos y estrategas sin partido que dirigen las instituciones militares y de inteligencia.
Bajo el Estado proletario, la parte de la clase obrera que está organizada en el partido comunista juega el papel dirigente. El proletariado, al contrario de la burguesía, declara este hecho abiertamente y explica las condiciones objetivas de su inevitabilidad, es decir, debido a las diferencias y a la brecha de la sociedad de clases y en el mundo, las filas de la clase obrera continuamente se dividen en avanzados y no avanzados -conscientes y no conscientes. Como resultado, una minoría de la clase gana conciencia antes que los otros y entiende científicamente la misión del proletariado de eliminar la opresión y explotación capitalistas y establecer la sociedad comunista, sin clases. Este sector avanzado se organiza en el partido y actúa como cuartel general de la clase obrar.
Pero el papel dirigente del partido en el Estado proletario no significa la pacificación o el alienamiento de los obreros y otras masas trabajadoras del ejercicio del Poder político. Muy por el contrario, el partido comunista continuamente dirige a las masas a participar en guiar conscientemente los asuntos políticos, económicos y culturales de la sociedad, y fortalecer y consolidar los órganos de poder popular a todos los niveles, incluyendo en tales formas los sóviets, asambleas, organizaciones de masas, poderes locales, etc. Además, en la sociedad socialista, el partido comunista es no sólo un partido en el poder sino que también es la vanguardia de la lucha revolucionaria contra aquellos aspectos del poder que se han convertido en un impedimento para la eliminación de las diferencias y las contradicciones que quedan del pasado. El partido comunista mismo sufre transformación y reconstrucción revolucionarias en el proceso de continua revolución. Por tanto, la participación de las masas en la política y en regir la sociedad bajo es Estado proletario, está en agudo contraste con lo que se da en las democracias parlamentarias burguesas. Bajo el socialismo, la participación de las masas no es parcial ni superficial.. El objetivo de la propaganda burguesa contra el papel del partido bajo el socialismo es privar a la clase obrera de los medios necesarios de adquirir conciencia de clase, conquistar el poder político y avanzar hacia el comunismo.
El Estado y la ideología
En todos los Estados formados hasta ahora en la historia, la ideología de una clase particular ha sido dominante. Esta es una verdad muy importante que los hipócritas burguesas ocultan. No sólo los Estados religiosos como la República Islámica, o el Estado Vaticano en la Edad Media, sino todos los Estados burgueses laicos tienen una ideología. El fundamento de la ideología de los Estados burgueses, sin importar las formas que tome, es hacer respetar y santificar la propiedad privada y todas las relaciones correspondientes a ésta. La ideología burguesa considera que el sistema capitalista es eterno y cree en la permanencia de la sociedad basada en la explotación. Todos los valores, tradiciones, costumbres y obras de literatura y arte que santifican y fortalecen la propiedad privada explotadora y las refuerzan son parte de la superestructura ideológica de los Estados burgueses. El Estado burgués emplea todos sus medios para promover tal sociedad, tal sistema de propiedad, y utiliza estos valores para reprimir las ideas comunistas. Humillar a las masas, idioteces racistas y de odio a la mujer, codicia y egoísmo, intolerancia nacional y otras ideas reaccionarias conforman la ideología del Estado burgués. La burguesía promueve constantemente estas ideas tanto directa como indirectamente, a través del sistema educativo y los medios de comunicación.
La ideología del Estado proletario es el comunismo, y esto es proclamando abiertamente. Esta ideología está en total contraste con la ideología burguesa. Se basa en la comprensión de que ya se acabó el tiempo para una sociedad basada en la propiedad privada capitalista; se ha vuelto mortífera, podrida y reaccionaria, y debe ser reemplazada por la sociedad comunista. Todos los valores, tradiciones y obras de literatura y arte que contienen esta concepción básica son parte de la superestructura ideológica del Estado proletario, que pone todos los esfuerzos posibles en promover y propagar el comunismo.
La ideología comunista, al contrario de la ideología burguesa que pertenece al pasado y carga el pesado cadáver de miles de años de sociedad de clases, es partisana, pero al contrario de ellas, declara esta verdad y esto es una fuente de su fortaleza. La ideología comunista es una concepción científica del mundo que constantemente sintetiza y absorbe toda la experiencia humana; es invariablemente autocrítica y descarta cualquier cosa vieja o que ha demostrado ser errónea.
En la sociedad socialista, el partido comunista continuamente lleva la ideología comunista a las masas con el objetivo de armarlas con esta ideología, de modo que ellas puedan conscientemente rebelarse contra todo lo que sea reaccionario para afilar el espíritu de crítica entre ellas, y suscitar entre ellas el deseo de innovación y la constante transformación del mundo y de ellas mismas. El objetivo de la educación socialista es que las masas trabajadoras puedan distinguir entre el camino socialista y el camino capitalista, levantarse contra las políticas y fuerzas que tomen el camino capitalista. El concepto de enseñar la ideología comunista es fundamentalmente diferente al concepto presentado por los revisionistas de la ex Unión Soviética y de la China de hoy. Ellos han convertido la ideología comunista en un puñado de principios seudorreligiosos áridos e inútiles o en un tema confinado dentro de los muros universitarios; le han robado a ésta la vitalidad y su espíritu rebelde y progresista. El objetivo de los Estados revisionistas es poner una máscara socialista sobre el podrido sistema capitalista en sus países. Por tanto, ellos necesitan mantener el cascarón de la ideología comunista y llenarlo con conservatismo y obediencia ciega, en resumen, con contenido burgués. En vez de aceptar las afirmaciones ideológicas del Estado a su valor nominal, el contenido de su ideología debe ser medido por las realidades socioeconómicas de la sociedad que ellos rigen.
El Estado y la religión
La religión es una enseñanza de obediencia, obediencia ciega. El marxismo es una enseñanza de rebelión, de rebelión consciente. Sólo cuando las masas están armadas con el marxismo pueden ellas librar conscientemente grandes luchas para cambiar completamente sus propias condiciones y cambiar el mundo.
El Estado de la dictadura del proletariado es un Estado ateo, es decir, un Estado sin dioses. Pero existe la libertad de los miembros individuales de la sociedad a creer en dios y a tener una religión. El Estado proletario promueve la verdad de que dios o cualquier otro ser sobrenatural no existe, y las realidades de la vida deben considerarse como ellas son y deben cambiarse a favor de los intereses de la humanidad. La principal razón para oponerse a la religión es básicamente debido a que santifica y fortalece relaciones sociales y valores morales opresivos. Esta lucha será librada activamente y de manera creadora y confiando en la línea de masas, junto con la educación. Todos los miembros de las instituciones religiosas al igual que los demás miembros de la sociedad, deben trabajar sobre la base de "de cada quien según su capacidad, a cada cual según su trabajo". E alcance de su trabajo estará limitado a elevar la conciencia de las masas en cuanto al carácter reaccionario e hipócrita de la ideología religiosa.
En el Estado proletario, serán combatidas las enrevesadas ilusiones y el esclavizamiento religiosos, que sirven para pacificar y apaciguar al pueblo y crear falsos sueños. Al contrario, serán promovidos el adentrarse en lo desconocido y la creatividad científica a través de actividades científicas y artísticas. La posibilidad de innovaciones técnicas y la creación de obras de arte, a una escala sin precedentes, será puesta a disposición de las masas trabajadoras.
El Estado y la cultura
El campo de la cultura, y en particular el arte y la literatura, constituye una parte importante de la superestructura política de la sociedad. Debido a su inmensa influencia en las mentes de la gente, ya sea en el sentido de apoyar el sistema dominante y sus valores o en cuestionarlos y rebelarse contra ellos, el arte es muy importante. Es por eso que la burguesía controla este campo de diferentes maneras. En los países oprimidos, esto está acompañado por la represión contra los artistas revolucionarios y que están a favor del pueblo así como por la abierta censura; en las sociedades capitalistas imperialistas, las obras de arte y literatura que no están al servicio del sistema existente son reprimidas en maneras más encubiertas y sofisticadas y se obstaculiza su popularización.
En la sociedad socialista el proletariado controlará la esfera cultural. Este control significa principalmente apoyar el desarrollo de una nueva cultura. Aquellas obras de arte y literatura que directa o indirectamente, mediante diferentes formas, critiquen la sociedad de clases y denuncien las viejas ideas y tradiciones y muestren un futuro libre de todas las diferencias sociales serán promovidas y estimuladas. La producción de obras de arte que ayuden a profundizar la comprensión de la verdad con relación a diferentes aspectos de la vida y el universo serán apoyadas. La transición de la sociedad socialista y alcanzar el comunismo es imposible sin el desarrollo de tal cultura.
En el área de las formas de arte, se estimularán la variedad y la innovación. Aunque el contenido y el efecto social de una obra de artes es su aspecto principal, el darle espacio a la creatividad artística llevará al surgimiento de una variedad de formas de arte y garantizará el progreso y la vitalidad en el campo del arte.
Luego de tomar el Poder político, todas las obras de arte y literatura anteriormente reprimidas, debido a su oposición al viejo sistema, serán puestas ampliamente a disposición de las masas populares. Al mismo tiempo, el arte progresista de todo el mundo será ampliamente promovido. Las obras de arte y literatura estarán disponibles para las masas populares de una manera antes desconocida y ellas tendrán acceso a los medios de crear tales obras de arte.
Los Estados reaccionarios son siempre temerosos de los estrechos vínculos entre los artistas y las masas. La burguesía siempre trata de sobornar a los artistas, dándoles una posición de élite y poniéndolos en una torre de marfil aislados de las masas. En la sociedad socialista a los artistas se les anima a adentrarse en el seno de las masas, vincularse con ellas y crear su obra en estrecha relación con las masas trabajadoras y aprendiendo de ellas. La obras de arte creadas de esta manera ayudarán a las masas de obreros y campesinos a romper con as viejas tradiciones e ideas basadas en las clases y a construir una nueva sociedad.
En la sociedad socialista no se impedirá la producción de obras de arte que reflejen descontento con el Estado proletario u oposición a éste. Se aprovechará su existencia para inspirar el campo de la crítica artística y estimular el debate marxista sobre la creación del nuevo trabajo artístico. Este es el reflejo de la política de frente único del Estado socialista con capas no proletarias, incluyendo los intelectuales, en el campo de la literatura y el arte.
En las políticas del Estado proletario habrá incluso lugar para publicar y exhibir arte reaccionario interno o extranjero, junto con la crítica, de modo que las masas populares estarán en mejor posición de comparar y de este modo elevar su conciencia de clase.
El Estado y la propaganda
En la sociedad burguesa, las clases dominantes monopolizan los medios de comunicación y otros medios de propaganda con el fin de llenar la cabeza de las masas con cuadros al revés y mentiras sobre la historia y los acontecimientos actuales en la sociedad y el mundo. Los desarrollo en la ciencia, que han dado como resultado rápidos y sin precedente avances en redes de información, también han servido a este propósito. La burguesía alardea sobre cómo la Internet es un instrumento para "democratizar" el mundo, pero aunque el pueblo puede darle algún uso a la Internet, son de hecho las clases dominantes las que la utilizan aún más para controlar a las masas, tanto política como ideológicamente.
El objetivo y el contenido de la propaganda en la sociedad socialista es opuesto al que tiene en la sociedad burguesa. Bajo la dictadura del proletariado, por primera vez en la historia de la sociedad de clases, las masas por millones se adentrarán en las más importantes cuestiones del mundo, la historia y la existencia, de manera verídica. Los medios masivos de comunicación, y otros medios de agitación y propaganda, armarán al pueblo con una concepción materialista dialéctica de la sociedad, la naturaleza, la historia y el mundo, de modo que enfrentarán la realidad tal como es. La pasada experiencia de sociedades verdaderamente socialistas muestra que las masas básicas han sido miles de veces más conscientes de las realidades del mundo, la sociedad y la historia que la gente en las democracias burguesas y han tenido un nivel de comprensión política que es inimaginable en los países capitalistas.
Bajo el socialismo las bibliotecas, las imprentas y los medios masivos de comunicación, que anteriormente estaban concentrados en las manos de una elite burguesa, o en los países oprimidos estaban concentradas en los centros del poder estatal, estarán disponibles para las amplias masas en las aldeas, las fábricas y escuelas, de modo que puedan expresar y difundir directamente sus opiniones. Con el fin de ayudar a difundir la literatura y las obras comunistas a nivel internacional, el Estado proletario proporcionará a los comunistas del mundo traductores, emisoras y otras facilidades.
Libertad y represión y el enfoque hacia el disentimiento
La dictadura del proletariado no significa que sólo el proletariado y los simpatizantes del Estado socialista tienen el derecho a la libertad de palabra. La experiencia histórica muestra que en la época de la toma del Poder, el proletariado no está enfrentando una sociedad bipolar, donde en un polo están las masas proletarias y en el otro la clase burguesa. Amplios sectores de pequeños productores y la pequeña burguesía en general están presentes en la sociedad. El Estado proletario pugna y aprende cómo trabajar con las capas pequeño burguesas, especialmente el campesinado y amplios sectores de los intelectuales, sin liquidar los intereses fundamentales del proletariado. Contrariamente a su política hacia la gran burguesía de confiscación y represión en los campos de la política, la economía y la cultura, la dictadura del proletariado adopta una política de coexistencia y lucha a largo plazo con la pequeña burguesía. Esto significa tanto tolerar a estas capas como, en el proceso de avanzar hacia la eliminación de las diferencias de clase, transformarles sus condiciones materiales y su concepción.
Bajo el Estado proletario, el debate y el disentimiento no sólo no serán reprimidos, sino que tendrán un importante papel que jugar el la vida ideológica y política de la sociedad socialista. El principio guía del Estado proletario es encontrar, en toda situación, los medios apropiados para librar el debate y facilitar la expresión de las opiniones contrarias, tanto dentro del partido como entre las amplias masas, sobre importantes cuestiones de política y asuntos mundiales, así como de ciencia, filosofía y cultura. Tal política proviene de la concepción marxista de que la verdad resulta del proceso de contradicción y lucha de ideas diferentes. La discusión y el enfoque consciente a la contradicción y la lucha es parte integral del marxismo.
Bajo la dictadura del proletariado el expresar insatisfacción hacia las leyes y las políticas oficiales tendrán un papel y función particulares, porque ni siquiera en la sociedad socialista la verdad debe ser igualada con las ideas y leyes dominantes. Propagar la confrontación de diferentes ideas y la crítica de diferentes puntos de vista no es el objetivo en sí mismo, sino que es un medio para lograr una más profunda comprensión de la verdad con el fin de continuar la transformación revolucionaria de la sociedad y la naturaleza al servicio de la humanidad.
El objetivo de la democracia proletaria es la lucha por la sociedad comunista
Si el Estado proletario representa la voluntad y los intereses de la mayoría y es un fenómeno tan nuevo e inspirador, ¿por qué hay necesidad de luchar para lograr la sociedad comunista y acabar con el Estado?
La necesidad para la existencia del Estado surge de la realidad objetiva de que en la sociedad socialista, y en el mundo en general, aún existen las clases y la lucha de clases, y todavía se mantiene la posibilidad de que la burguesía retome el Estado y restaure el capitalismo. Pero la otra cara de la moneda es que precisamente debido a estas condiciones objetivas, la sociedad socialista y la dictadura del proletariado y todos sus órganos dirigentes, incluyendo el partido, tienen una carácter contradictorio.
Aunque bajo el socialismo las masas pasan al frente, como los amos de la sociedad y propietarias de los medios de producción, esto es relativo y contradictorio. Aunque las masas están cada vez más involucradas en dirigir y administrar los asuntos de la sociedad socialista, su voluntad e intereses están, en un grado decisivo, representados por el partido comunista. Así, mientras el control del partido y el Estado estén en las manos de los marxista-leninista-maoístas, están garantizados los derechos de la mayoría(o democracia para las masas). Pero si los capitalistas toman el Poder disfrazados de comunistas, el carácter de estas instituciones cambiará y se convertirán en órganos de represión contra las masas. Por esta razón es una cuestión de vida o muerte en la sociedad socialista la continua reconstrucción del partido comunista, y los órganos de poder en general.
Bajo el socialismo, las masas participan directamente en administrar los diferentes campos de la sociedad, a través de sus organizaciones de masas elegidas democráticamente en las fábricas, escuelas, campos, etc. Pero todavía es necesaria la existencia de instituciones especializadas separadas de las masas, como el ejército. EL ser "especializados y separados" les da a estos órganos un carácter contradictorio. Este es el reflejo de la contradicción existente entre la administración de la sociedad por una parte y las masas trabajadoras por la otra. Esta es una división de trabajo remanente de la sociedad capitalista y existirá durante un largo tiempo. Es sólo bajo el comunismo que se dará un sistema para administrar la sociedad que verdaderamente refleje la voluntad de toda la sociedad. Sin embargo, bajo el socialismo esta brecha tiene que ser constantemente reducida para garantizar la dirección comunista de la sociedad socialista.
La continuación de la revolución bajo el socialismo y la mayor transformación de la base y la superestructura de la sociedad socialista harán posible destruir la vieja división del trabajo y producir formas más avanzadas para la administración de la sociedad, haciendo posible la más amplia y más profunda participación de las masas. Como mostró la Gran Revolución Cultural Proletaria, reducir la brecha entre el centro dirigente y las masas y encontrar formas de continuar la revolución bajo el socialismo es parte del movimiento de la sociedad hacia el comunismo y es esencial para impedir la restauración capitalista y fortalecer el carácter proletario del partido y el Estado. Los cambios revolucionarios en todo el mundo, mediante la lucha de clases, son necesarios para alcanzar el comunismo, pero "la meta final del comunismo" tiene que reflejarse claramente en la construcción de la sociedad socialista.
La economía socialista
Bajo la dictadura del proletariado, la economía de la sociedad sufre cambios fundamentales. El proletariado hace añicos las bases de la economía capitalista y las reemplaza con relaciones de producción y objetivos y motivos económicos completamente diferentes.
Bajo el capitalismo una pequeña minoría posee los principales medios de producción, tiene el control sobre la actividad económica de la mayoría del pueblo, que son quienes produce la riqueza de la sociedad. Bajo el sistema económico capitalista, la división del trabajo entre el pueblo es opresiva y enlodada con diferencias; la distribución de la riqueza socialmente producida es tal que la riqueza se acumula en un polo y la miseria en el otro. Los capitalistas controlan la economía y se embarcan en una loca rivalidad entre sí para obtener la más alta ganancia. Por esta razón el crecimiento en la economía capitalista es caótico y, en vez de estar bajo el control planificado y consciente del pueblo, sigue ciegas fuerzas económicas; por ejemplo los altibajos en el mercado accionario pueden destruir las vidas de millones de personas en todo el planeta en un lapso de unas cuantas horas sin que ellas jueguen ningún papel en éste ni entiendan las razones tras esto. Bajo este sistema, la producción de las necesidades básicas de la gente no se basa en la planificación consciente. El objetivo de la economía capitalista es obtener ganancias, y la producción de las necesidades básicas de la gente es sólo un subproducto secundario. Como el objetivo es hacer ganancias, la fuerza de trabajo de la gente sólo es utilizada cuando ésta pueda garantizar rentabilidad para el capital. Así, bajo este sistema, centenares de millones de personas pasan la vida en condiciones de desempleo y subempleo. El capitalismo arbitrariamente desperdicia y destruye las fuerzas productivas de la sociedad (la más importante de las cuales es la gente). En la fría jungla del capitalismo, solos y divididos, expuestos a la implacable competencia, el pueblo lucha por sobrevivir. Los móviles ideológicos de la actividad económica bajo el capitalismo son la avaricia, el interés personal y la competencia. La ignorancia de las leyes que rigen el funcionamiento de la sociedad y la pasividad política de las masas trabajadoras son una necesidad para la expansión de la economía capitalista.
Bajo el socialismo los medios de producción ya no son propiedad privada de una pequeña minoría explotadora sino que están bajo el control colectivo de la sociedad. Bajo el socialismo todos los individuos trabajarán según su capacidad y en consonancia con eso recibirán de la riqueza producida socialmente. El establecimiento de la propiedad pública de los medios de producción es el paso decisivo para el establecimiento de la economía socialista; pero la revolucionarización de los otros dos aspectos de las relaciones de producción, es decir, las relaciones entre la gente en el proceso de producción (relaciones como la división del trabajo entre administradores y técnicos y los obreros) y la distribución de la riqueza social (tales como la escala salarial, la brecha entre la ciudad y el campo, etc.) juegan un importante papel en establecer y desarrollar el sistema económico socialista.
En la sociedad socialista, al servicio de revolucionar las relaciones entre la gente en el proceso de producción, son descartados los métodos administrativos basados en la eficiencia tecnocrática. A cambio, se adoptan métodos que aumentan la participación colectiva en la producción y reducen la brecha en la división del trabajo (como la división del trabajo entre administradores y obreros, trabajadores manuales e intelectuales). Se utilizan métodos para garantizar que los obreros participen en la administración y la innovación técnica y que los administradores y expertos tomen parte en la producción.
Inmediatamente después del establecimiento de la dictadura del proletariado, tendrá lugar la redistribución y gigantesca relocalización de la riqueza. Habrá un salto en el nivel de vida de las masas y se logrará un considerable equilibrio en los niveles de vida. Bajo el sistema económico socialista no existe la posibilidad de lograr igualdad absoluta, ya que el principio de "de cada quien según su capacidad y a cada quien según su trabajo" es la base para la distribución de la riqueza. Las desigualdades económicas surgen de este principio, ya que la gente tiene diferentes capacidades y necesidades. Para elevar y, al mismo tiempo, igualar los niveles de vida y reducir la brecha entre diferentes regiones y entre la ciudad y el campo, se adoptan políticas particulares.
Bajo el socialismo los recursos económicos son utilizados no para la rentabilidad sino para suplir las necesidades básicas de la gente y su desarrollo omnímodo y la eliminación paso a paso de las desigualdades remanentes del capitalismo. Se hace posible que todos los miembros de la sociedad trabajen según su capacidad y obtenga de la sociedad lo que corresponde a ese trabajo.
Una economía socialista es una economía planificada. Sin planificación es imposible desarrollar una economía balanceada. Pero al contrario de las concepciones burguesas, un plan no es un medio técnico para controlar la economía, sino que refleja la ideología, los objetivos y las concepciones de una clase. Conceptos como eficiencia y rentabilidad no pueden estar al mando de la planificación socialista. El maximizar la producción del (la) obrero(a) y minimizar su resistencia, una división del trabajo que aliene al obrero del proceso de trabajo y que le quite su creatividad, no tendrán lugar en esta planificación. La perspectiva de la planificación económica socialista es servir a la transformación revolucionaria de la sociedad y avanzar la revolución mundial y para lograr esto se apoya en la movilización de las masas y los valores socialistas.
En la sociedad socialista, el Estado ejerce un control centralizado sobre la economía, porque la ausencia de coordinación centralizada lleva al conflicto de intereses individuales y locales, dando lugar a la competencia capitalista, y ayuda a la restauración del capitalismo. En el mundo real, sin tal centralización, es imposible que el proletariado ejerza la dictadura sobre el enemigo, establezca la democracia en el seno del pueblo y controle la economía. Sin tal centralización no es posible mantener una economía socialista unificada y balanceada, una economía basada en el desarrollo parejo y planificado, que represente los intereses revolucionarios del proletariado. Sin ella los lineamientos y políticas que reflejan los intereses a largo plazo del proletariado no pueden ser implantadas, como la política de concentrar recursos para superar la brecha entre las regiones pobres y las más ricas, el fortalecimiento de las capacidades de defensa del país socialista y el servir a la revolución mundial.
Pero la planificación y la dirección de la economía socialista no significan control burocrático por parte de los órganos de control. La coordinación centralizada de la economía nacional no sólo se basa en la administración local sino que es inseparable de la iniciativa y la participación activa de las masas. El sistema de economía socialista no es desconocido para las masas. Ellas están familiarizadas con su funcionamiento, fines y mecanismos y participan en construirlo. Desde fábricas hasta las comunas y cooperativas agrícolas, millones de personas de todos los sectores económicos debaten las políticas económicas y la economía política socialista. Bajo el socialismo, los métodos de administración, escalas de salarios y la escogencia de tecnologías son asuntos de discusión y lucha entre las masas.
La movilización política es la savia del trabajo económico bajo el socialismo. La fábricas se convierten en universidades de la lucha de clases. A través de las actividades políticas e ideológicas en los centros de trabajo y en la sociedad en su conjunto, las masas ejercen su mando y dominan todos los asuntos. Para que las masas puedan distinguir entre el contenido de clase y objetivos de diferentes políticas económicas ellas tiene que participar en todas las cuestiones respecto a la base y la superestructura de la sociedad. A través de campañas político-ideológicas, el Estado proletario incita a las masas trabajadoras a participar amplia y profundamente en discusiones referentes a la planificación económica y el desarrollo socialista y a participar consciente, voluntaria y plenamente en la implementación de tales planes.
La economía socialista hace énfasis en el interés público y en los incentivos colectivos. La lucha por eliminar todas las diferencias sociales y por avanzar la revolución mundial es la consigna. La lucha persuasiva por arrancar de raíz los viejos hábitos, tradiciones e influencias de las concepciones burguesas del mundo es decisiva en movilizar a las masas para superar conscientemente las diferencias económicas y sociales. Estimular el internacionalismo proletario, promover valores como la cooperación voluntaria, desplegar al máximo la creatividad e iniciativa para avanzar el interés público y las luchas contra el elitismo, el yugo chauvinista masculino sobre la mujer y la arrogancia nacional constituyen móviles ideológicos de la producción socialista.
La construcción de la economía socialista está directamente relacionada con las luchas políticas en las estructuras de poder de la sociedad (y particularmente dentro del partido comunista). Todas las decisiones económicas están claramente atadas a cuestiones políticas e ideológicas. En la planificación económica socialista la cuestión es constantemente planteada en términos de ¿El desarrollo se lleva a cabo dándole prioridad a la transformación de las relaciones sociales y de producción o concentrando recursos para elevar el nivel tecnológico en diferentes sectores de la economía? ¿La prioridad debe ser generalizar la baja y media tecnología a través de toda la economía o utilizar la alta tecnología a costa de distorsionar la economía y recurrir a la explotación de los obreros y campesinos? Se librará intensa lucha y debate sobre: las relaciones entre la agricultura y la industria, la limitación de la escala de salarios, la reducción de la contradicción entre regiones avanzadas y atrasadas, la reducción de la brecha entre la ciudad y el campo y entre regiones donde viven minorías nacionales y regiones de otras nacionalidades, ayudar a la revolución mundial, la estrategia de defensa militar del país, la transformación de los métodos de administración para aumentar la participación de los obreros, la reducción de horas de trabajo en las fábricas y el aumento de horas para la discusión política y las innovaciones técnicas y artísticas. Las respuestas dadas a cada una de estas cuestiones tienen sin duda contenido de clase y por tanto se convierten en parte integral de la lucha política e ideológica dentro del partido comunistas y la sociedad en su conjunto.
Los economistas burgueses consideran la construcción de una economía socialista con las características anteriormente mencionadas como una imposibilidad, como un sueño imposible. Según ellos, cuya preocupación y fuerza impulsora es eliminar la brecha entre los que tienen y los que no y producir las condiciones para el desarrollo omnímodo de todo el pueblo, una economía basada en la cooperación libre y consciente de la gente y su esfuerzo colectivo por el interés público, sólo puede ser cierta en las fábulas. Pero la experiencia real ha mostrado que nuestra clase internacional ha establecido tal economía liberadora, primero en la Unión Soviética y luego en una forma más profunda y omnímoda en China, y la desarrolló durante varias décadas. Varias décadas de construcción socialista en los dos países, basada en los esfuerzos conscientes de millones de personas, anunciaron un nuevo amanecer en la historia humana. La derrota del proletariado y la llegada al Poder de la burguesía y la restauración capitalista en estos países de ninguna manera pueden ocultar esta verdad histórica.
La relación entre los países socialistas y la revolución mundial
Con la pérdida de los dos países socialistas el proletariado internacional se vio enfrentado con la cuestión fundamental de ¿cuál fue la principal razón para estas derrotas? La derrota del proletariado en la URSS y luego en la China socialista fueron fundamentalmente derrotas que fueron impuestas por la burguesía internacional sobre nuestra clase. Desde el comienzo el cerco de los países socialistas por un mundo imperialista y la regeneración de la nueva burguesía dentro de los países socialistas pusieron presión material e ideológica sobre el Estado proletario. En el proceso de revolución, a veces, pueden surgir situaciones en las que la correlación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía se desarrolla desfavorablemente para el proletariado. Esto puede preparar las condiciones para su derrota. La derrota del proletariado en la URSS y en China fue una señal de que nuestros enemigos de clase a nivel internacional aún tiene considerable fuerza.
Sin embargo, los Estados socialistas también cometieron errores al enfrentar las complejidades de mantener el Poder y la construcción del socialismo. Estos errores deben sintetizarse. Una de estas complejas y vitales cuestiones la constituyeron las políticas que los Estados socialistas tuvieron que adoptar en términos de relaciones entre los Estados socialistas y la revolución proletaria mundial. Por ejemplo, ¿cómo debe el Estado proletario defender sus logros mientras enfrenta las crecientes presiones del imperialismo y la reacción mundial, que amenazan seriamente su existencia? En momentos en que los movimientos revolucionarios a nivel mundial están en reflujo, ¿qué tipo de política debe adoptar el Estado socialista de modo que no caiga en el conservadurismo pero continúe alentando y apoyando las luchas revolucionarias en el mundo? A este respecto, existen inspiradores ejemplos en la historia del movimiento comunista internacional que son testimonio de las profundas convicciones internacionalistas de los Estados socialistas. Por ejemplo, la Unión Soviética bajo el liderato de Lenin y Stalin jugó un importante e innegable papel en la formación y fortalecimiento de partidos comunistas de vanguardia en todo el mundo y dio apoyo moral y material a los movimientos revolucionarios contra el imperialismo y la reacción. A mediados de la década de 1930, la tercera Internacional Comunista llamó a la formación de brigadas internacionales para enviar a España y combatir contra el fascismo allí. Llevó a cabo esta política de manera persistente. A mediados de la década de 1950, la China socialista, sin amilanarse por las amenazas nucleares de los EEUU, salió en ayuda del pueblo coreano. Combatió directamente al imperialismo norteamericano y sus aliados, aportando a la humillante derrota que se les asestó. A mediados de la década de 1960, cuando la nueva burguesía había tomado el Poder en la Unión Soviética y convirtió ese país en capitalista, la China socialista denunció implacablemente su carácter burgués. Aunque China sabía que como resultado de esto la Unión Soviética detendría definitivamente toda su ayuda económica y militar a China, China no transigió ni recurrió a una política de conveniencia. A lo largo de la década de 1960 los pueblos de Indochina gozaron de respaldo político, así como de ayuda material, de la China socialista en sus guerras de liberación contra el imperialismo.
Al mismo tiempo, hay ejemplos negativos en la historia de la lucha de nuestra clase mundial. Estos deben sintetizarse. A mediados de la década de 1930, la Unión Soviética enfrentó amenazas de invasión imperialista. Era claro desde el comienzo que el resultado de tal invasión imperialista sería penurias, hambre, gran desplazamiento de la población, la destrucción de las industrias y la agricultura del país socialista y la puesta en peligro de la existencia de la base de la revolución mundial. Obviamente, en esa situación la defensa específica del Estado socialista contra las amenazas de la burguesía internacional era una importante y crucial tarea internacionalista para toda la clase obrera del mundo. Negar esto hubiera significado negar el internacionalismo proletario. Unos cuantos años después, se comprobaron las inmensas dimensiones de los peligros que amenazaban a la Unión Soviética: la Unión Soviética se convirtió en el escenario decisivo de la Segunda Guerra Mundial con la Alemania nazi, y 20 millones de soviéticos perdieron sus vidas. Pero durante el mismo período, la totalidad del mundo imperialista también estaba afectado con disturbios, las luchas y movimientos de masas se habían intensificado e importantes oportunidades históricas para el avance de la revolución proletaria aparecían en el horizonte. Ante esta situación, los líderes de la Unión Soviética y de la Comintern (la Internacional Comunista) plantearon una errónea política, que vino a llamarse "formación del frente unido antifascista".
El frente unido antifascista significaba el alineamiento de la Unión Soviética con los "Aliados" imperialistas contra Alemania y Japón. En esta situación probablemente era necesario para la Unión Soviética entrar en alguna maniobra diplomática y alcanzar algún acuerdo con los países imperialistas para reducir el peligro de invasión militar a la Unión Soviética. Pero la Unión Soviética, erróneamente, extendió esta política a los movimientos comunistas en todos los países y la planteó como la política para todos los movimientos comunistas y revolucionarios del mundo. Desde el punto de vista de la Unión Soviética los intereses de la revolución mundial estaban definidos por los intereses a corto plazo del país socialista y las exigencias de su defensa. Sobre la base de esta concepción, los comunistas de aquellos países imperialistas aliados con la Unión Soviética, tuvieron que luchar por "la defensa de la patria contra el peligro del fascismo" y no por derrocar a la burguesía de sus países. Par justificar esta política, los líderes de la Comintern calificaron a los imperialistas, que estaban luchando con Alemania por la dominación del mundo, como "progresistas", "pacíficos" y "amantes de la libertad". Esta política ayudó al reformismo y al revisionismo en los partidos comunistas de los países occidentales fortalecerse y a pasar a ser dominantes. De la misma manera, en muchos países oprimidos, como en Irán, se perdieron preciosas oportunidades, creadas como resultado del desorden internacional y el debilitamiento de las clases dominantes, porque derrocar a los lacayos de los imperialistas "Aliados" era considerado que estaba "sirviendo" a la Alemania fascista. En un período en el que existían en el mundo posibilidades reales para grandes avances y victorias, los líderes de la Unión Soviética y de la Comintern, al convertir la política del frente unido antifascista en la línea y la estrategia del movimiento comunista internacional, de hecho llamaron al repliegue de la revolución mundial. Sin duda esto no sólo no fortaleció el socialismo y el dominio proletario en la Unión Soviética, sino que lo debilitó seriamente y allanó el camino para la llegada al Poder de la nueva burguesía en la Unión Soviética, porque a pesar de la intención de los líderes de la Unión Soviética, esta política objetivamente tuvo un contenido burgués y no fue una política internacionalista.
Tres décadas después, China socialista enfrentó más o menos la misma situación. Las oleadas revolucionarias, que en la década de 1960 estaban estremeciendo al mundo, declinaron relativamente. Al mismo tiempo, el papel y funcionamiento del imperialismo soviético en el mundo había cambiado y su rivalidad con los EEUU y el bloque occidental se había agudizado. Los revisionistas soviéticos habían penetrado muchos movimientos de liberación y habían convertido a algunos de ellos en faldones suyos. Luego de una heroica guerra contra los EEUU, Vietnam cayó bajo la influencia de la Unión Soviética. Esto fue una tragedia para la revolución mundial. Esta situación desmoralizó y decepcionó a muchos revolucionarios de todo el mundo, incluyendo en la misma China. Durante el mismo período, la Unión Soviética comenzó a hacer serios preparativos para lanzar un ataque nuclear contra China. Bajo estas presiones, las fuerzas revisionistas en China habían sacado la cabeza de nuevo. Ante estos peligros estuvieron planteando la línea de capitulación ante el imperialismo occidental y la rápida modernización de la economía y el ejercito a cualquier precio (de hecho a través del capitalismo). Mao y los comunistas chinos, si bien luchando con todo contra esta línea burguesa capitulacionista, plantearon la línea de formar un alineamiento con un sector de las fuerzas imperialistas y reaccionarias del mundo contra el imperialismo soviético. En este marco China inició relaciones económicas y políticas con reaccionarios, como el Sha de Irán, Mobutu, etc. No hay duda de que un país socialista puede utilizar las contradicciones en el seno de sus enemigos y en momentos entrar en algunos acuerdos con ellos. También es un importante hecho que los comunistas chinos no convirtieron esta política en una línea y política generales para los comunistas y revolucionarios de todo el mundo. Pero las posiciones políticas del gobierno chino, a favor de algunos de los Estados reaccionarios que eran clientes de los imperialistas de Occidente, dañaron el prestigio de China socialista entre los obreros, las masas oprimidas y las fuerzas revolucionarias del mundo entero y en la práctica reforzaron la mano de los partidos revisionistas pro-soviéticos en su propaganda contra las fuerzas maoístas.
Sería simplista pensar que sin tales errores el proletariado no hubiera perdido el Poder en la Unión Soviética y en China. Pero sin estos errores el movimiento comunista internacional definitivamente hubiera estado en una mejor posición para superar las derrotas y estar preparado para nuevos saltos. En general, de la experiencia de nuestra victorias y derrotas de las revoluciones proletarias en el siglo XX, debe sintetizarse que la revolución mundial se desarrolla desigualmente, y el proceso de destruir el sistema capitalista mundial no tendrá lugar de un solo golpe y con una revolución mundial simultánea. Por tanto, en el contexto de esta condición objetiva, la tarea de construir el socialismo en un país enfrentará muchas dificultades y complejidades. El establecimiento de un país socialista es una importante victoria para el proletariado internacional. Pero ésta es una victoria parcial y sólo una hendidura en el cuerpo del mundo capitalista. Por tanto, la victoria final de la revolución proletaria se logrará no en uno o en un grupo de países sino internacionalmente. Si bien la existencia de uno o un grupo de países socialistas es un factor importante en la situación mundial, el desarrollo de los países socialistas mismos y sus avances y reveses son decisivamente dependientes de la situación de las revoluciones proletarias en otros países y en general de la correlación de fuerzas entre los movimientos revolucionarios y revoluciones proletarias de una parte, y la burguesía internacional de la otra. Los países socialistas estarán rodeados por un mar de relaciones capitalistas dominantes en el mundo y sentirán las presiones de su influencia material e ideológica. Los países socialistas no pueden "por sí solos" y "como una isla" avanzar la construcción socialista en un país, sin restricciones y en línea recta. No pueden continuar consolidando los logros en un país de manera permanente. Estos países deben basarse en estos logros para expandir la revolución proletaria en el mundo. En resumen, deben actuar como una "base de la revolución mundial". En última instancia, los intereses de un país socialista y los de avanzar la revolución proletaria mundial son una misma cosa; estos dos procesos se refuerzan mutuamente. Sin embargo, también existen contradicciones entre ellos, en el sentido de que los requerimientos de avanzar unos imponen algunas consideraciones a los otros. Entre ellas, los intereses de avanzar la revolución proletaria mundial (es decir, la revolución en otras partes del mundo) es principal. Este es un principio básico. Cuandoquiera que las necesidades de defender un país socialista entran en contradicción con los requerimientos de avanzar la revolución mundial, el país socialista debe estar listo a arriesgar su vida para avanzar la revolución mundial en su conjunto.
La situación objetiva del sistema imperialista en su conjunto y la estrecha relación que existe entre sus diferentes partes en el mundo enfatiza el papel decisivo de la esfera mundial en darle forma a los acontecimientos en cada país. Esto sienta las bases de la concepción y política internacionalistas proletarias y enfatiza lo vital de tal concepción y política para el proletariado de todos los países. El internacionalismo es la concepción del mundo específica al proletariado revolucionario y a las revoluciones proletarias. El internacionalismo proletario y el darle prioridad a los intereses de la revolución mundial deben regir el pensamiento y la práctica del proletariado desde los primeros momentos de preparar la revolución hasta la toma del Poder y a través de continuar la revolución hasta el comunismo mundial.
Las contradicciones del sistema imperialista y la situación del mundo actual
El sistema imperialista mundial, desde su surgimiento, ha pasado por importantes cambios políticos y económicos. Estos desarrollos influencian todas las contradicciones imperialistas, así como la posición de cada contradicción. Las contradicciones del imperialismo surgen de la contradicción fundamental de la época capitalista, que es la contradicción entre la producción socializada y la apropiación privada, la cual tiene dos formas de movimiento: la contradicción entre capital y trabajo y la contradicción entre anarquía y organización (el dominio de la anarquía de la producción en la sociedad en su conjunto y la organización consciente de la producción en las unidades individuales). La contradicción entre trabajo y capital se refleja en la contradicción entre el proletariado y la burguesía, entre los pueblos y naciones oprimidas y el imperialismo, y entre los países socialistas y el imperialismo. Y la contradicción entre anarquía y organización se refleja particularmente en la contradicción entre las potencias imperialistas. Estas cuatro contradicciones son las principales contradicciones del sistema imperialista mundial.
Con el surgimiento del imperialismo, los capitales imperialistas invadieron colonias y semicolonias e infligieron explotación, saqueo y represión política sin precedentes a la mayoría del pueblo en estos países. El imperialismo integró en la economía mundial los sistemas económicos de estos países. Esta incorporación se hizo de forma tal de modo que la economía de estos países quedara subordinada y al servicio de las economías imperialistas. El imperialismo aceleró el desarrollo capitalista en estos países y simultáneamente y extensamente utilizó relaciones pre-capitalistas para producir mano de obra y recursos baratos. Así, los países imperialistas resultaron con enormes superganancias y los países oprimidos resultaron con economías atrasadas, desequilibradas y desarticuladas.
En los países dominados, el imperialismo domina a través de la alianza con las clases dominantes locales y con brutal represión y abierto despotismo político. La intensificación de la contradicción entre el imperialismo y los pueblos y naciones oprimidas ha convertido a los países dominados en los centros de la tormenta de la revolución mundial. Esto se refleja en los movimientos de liberación nacional que durante décadas estremecieron todo el mundo y en la revuelta revolucionaria y las crisis que les siguieron.
La contradicción entre el proletariado y la burguesía no ha quedado sin ser afectada por los cambios y los desarrollos en el sistema. Las enormes ganancias extraídas por los imperialistas de los países oprimidos les permitieron convertir en su base a una delgada capa de la clase obrera en los países imperialistas y proporcionarle a un sector más grande de los obreros trabajo estable y relativa comodidad por períodos relativamente largos. Pero sin embargo un importante sector de la clase obrera, con los obreros inmigrantes conformando una buena porción de éste, son explotados intensamente. El sistema de democracia burguesa en estos países has continuado basándose en la posición privilegiada y dominante del imperialismo a nivel internacional. Esta democracia burguesa es el reverso de la moneda de la descarnada y áspera dictadura de los países dominados, que el imperialismo lleva a cabo basándose y uniéndose con las clases reaccionarias en esos países. Pero la democracia burguesa en los mismos países imperialistas está acompañada por el puño de hierro de la dictadura de clase de la burguesía. Debido a que la contradicción entre la burguesía y las capas inferiores de la clase obrera y las masas pobres en los países imperialistas es intensa, la burguesía tiene que construir más cárceles y ampliar su fuerza especial de policía de manera continua. Con la intensificación y la continuación de la crisis capitalista, un más grande sector de la población en los países imperialistas se convierte en proletarios. Este proletariado es la fuerza fundamental y la sólida base para la revolución proletaria en estos países.
Otra importante contradicción del sistema imperialista es la existente entre los países socialistas y los países imperialistas. La victoria de las revoluciones proletarias y el establecimiento de sociedades socialistas da lugar a esta contradicción. Esta contradicción influenció grandemente la correlación de fuerzas a nivel internacional y los acontecimientos políticos y económicos, influenció la dirección y las alzas y bajas de los movimientos y revoluciones, así como la colusión y contienda entre las potencias imperialistas. Por ejemplo, el establecimiento de la URSS en 1917 influenció el fin de la Primera Guerra Mundial, fortaleció los movimientos de liberación y las revoluciones proletarias e influenció los futuros alineamientos de los imperialistas en el mundo. Durante las décadas de 1960 y 1970, la existencia de China socialista, que apoyaba las revoluciones populares de liberación, jugó un importante papel en el fortalecimiento de la guerra de liberación en Vietnam y otras guerras revolucionarias. Con la restauración del capitalismo en la Unión Soviética a mediados de la década de 1950 y posteriormente en China en 1976, la contradicción entre los países socialistas y los países imperialistas fue removida temporalmente de la escena mundial.
El otro aspecto de las contradicciones inherentes al imperialismo, es decir, la contradicción entre las potencias imperialistas, es una expresión de la rivalidad competitiva entre los capitalistas a escala mundial. En la época imperialista, de vez en cuando, el capitalismo cae en una crisis estructural general (a escala mundial y simultáneamente en todas sus ramas). En tales períodos, se intensifica la contradicción en el seno de los imperialistas y la posibilidad de la guerra mundial imperialista. En tales momentos, los imperialistas necesitan reestructurar el capital a escala internacional y, de esta forma, resolver temporalmente la crisis general de sus sistema. Pero sólo pueden hacerlo a través del establecimiento de un nuevo equilibrio político de poder a nivel internacional. Hasta hoy, han estallado dos guerra mundiales con el propósito de redividir el mundo y lidiar con este problema. El colapso del bloque imperialista soviético y el fin de la "guerra fría" también han abierto el camino para tal reestructuración.
Pero la redivisión del mundo y la resolución temporal de la crisis general del capital no es el único resultado posible de tales períodos nodales. La crisis general crea condiciones favorables para llevar a cabo revoluciones proletarias en vastas zonas del mundo y si las fuerzas proletarias están preparadas ellas pueden arrancarle vastas zonas al control imperialista. La revolución socialista de 1917 en Rusia y la revolución de nueva democracia en 1949 en China fueron logradas durante tales coyunturas históricas y mientras los imperialistas han recurrido a guerras mundiales ara la redivisión del mundo.
El resultado de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) definieron durante un período de tiempo dónde se ubicaba cada potencia imperialista, qué tanta ganancia podía extraer de la mesa internacional de saqueo y cuál país encabezaría esta pandilla. Luego de la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y de su transformación en una gran potencia capitalista a mediados de la década de 1950, se formó el bloque socialimperialista o bloque político-económico-militar del Este. Un sistema imperialista bipolar tomó forma. Los EEUU encabezaron un grupo de imperialistas y reaccionarios y la Unión Soviética encabezó el otro. Lo que se hizo famosa como la "guerra fría" fue la expresión de la hostilidad y contienda entre los bloques Oriental y Occidental en diferentes áreas, que a veces hizo erupción como guerras regionales entre sus lacayos en países dominados. La nueva crisis económica que desde comienzos de la década de 1970 agarró al sistema imperialista intensificó la rivalidad entre los bloques Oriental y Occidental. A finales de los 70 y comienzos de los 80 el mundo legó al borde de una guerra total. Pero a finales de los 80 la Unión Soviética no pudo sostener la presión de las crisis y la pesada carga de la rivalidad militar, y colapsó. Este acontecimiento ha tenido importantes repercusiones políticas y económicas.
La terminación de la guerra fría ha reducido los riesgos geopolíticos de inversión en los países del llamado "tercer mundo", que constituyó un importante campo de confrontación entre los bloques de Occidente y del Este. Las potencias imperialistas, y a su cabeza los EEUU, han intervenido más abiertamente en los asuntos mundiales y ahora tienen más oportunidad de resolver sus problemas políticos. Han sido creadas mayores posibilidades para el libre movimiento del capital alrededor del mundo y considerables cantidades de capital han sido liberadas para ser invertidas en diferentes áreas. De esta manera el proceso de "globalización" se ha intensificado. Esto quiere decir más rápido movimiento del capital y creciente integración de la producción y el intercambio a escala mundial. Junto con la "globalización", las potencias imperialistas adelantan la política de "liberalización" económica. Los objetivos de esta política son darles más libertad a los capitalistas en la contratación de obreros en grandes cantidades y abolir todas las barreras legales, como a la inversión y a la propiedad extranjeras, las barreras de impuestos y aranceles en los países dominados por el imperialismo. Todo esto sirve a aumentar el control y el saqueo de estos países por parte del imperialismo. Las principales instituciones financieras, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), han tomado el control del manejo económico de los países dominados y les han impuesto medidas de austeridad y de reestructuración económica. En todos los países del mundo, desde los países capitalistas avanzados hasta los países oprimidos, el imperialismo mezcla alta tecnología con mano de obra barata para elevar la tasa de ganancia. La mujer proporciona una parte creciente de esta fuerza de trabajo barata. Se están expandiendo las fábricas de superexplotación y los trabajos temporales y no oficiales en los países oprimidos e incluso en los países imperialistas. La tasa de crecimiento en un puñado de ramas es fenomenal, pero al mismo tiempo grandes sectores de los países y pueblos del mundo están siendo empujados a una situación marginal.
La faz del mundo hoy está caracterizada por un ensanchamiento de la brecha de clases a escala mundial, profundizando la miseria y las desigualdades en los ingresos, y un ensanchamiento de la brecha entre los países imperialistas avanzados y los países dominados. Casi mil millones de los habitantes del mundo viven en las garras de la miseria absoluta, de los cuales 70% son mujeres. Más de 20 millones de niños se rompen los huesos bajo trabajo forzado. Cada año millones de personas son compradas y vendidas como esclavas en los mercados de sexo en el mundo. Los países ricos, que contienen el 15% de la población mundial, se chupan el 80% de los recursos de la Tierra. En los EEUU, el país imperialista más poderoso, 20 millones de personas viven por debajo de la línea de miseria. El ingreso promedio de un gerente en ese país ha alcanzado 150 veces el de un obrero industrial. En los países el tercer mundo, aparte de en las grandes ciudades y limitados sectores tipo isla en la economía que presencian crecimiento económico y han formado una delgada capa opulenta alrededor de ellos, otras regiones y sectores están en continuo estancamiento y atraso. La mayoría de la población es explotada más intensamente que nunca. En muchas fábricas, mujeres y niños trabajan bajo condiciones de semi-esclavitud. La aplicación de planes de reestructuración económica en estos países ha acelerado el proceso de destrucción de la agricultura, la dislocación de la población y migración campesina. El nivel de vida de 2.500 millones de personas en el tercer mundo, considerados los más pobres, está cayendo constantemente, y cada año 75 millones de personas migran a otros países en busca de trabajo. La represión política y el terror, así como la superstición, la religión y la reacción, que son necesarias para mantener las duras condiciones de explotación, son la norma cotidiana en los países dominados. La destrucción del ambiente es otro aspecto de aterrador cuadro. En Asia y América Latina, bosques, llanuras, lagos y ríos son destruidos para pagar la deuda externa. En los países imperialistas, el sistema de servicios sociales y seguridad económica durante el trabajo y el desempleo, llamado el "estado de bienestar", está desapareciendo. En Europa occidental, la alta tasa de desempleo está casi institucionalizada y es considerada inevitable. En los EEUU, el país más rico del planeta, un importante sector del proletariado es explotado despiadadamente. Al mismo tiempo, amplios sectores de la población son dejados sin ningún trabajo, sin seguridad social ni techo y constituyen el "ejército de reserva de mano de obra". Los Estados imperialistas fortalecen fuerzas especiales de policía para enfrentar la revuelta social y los peligros planteados a la ley y el orden y la seguridad capitalistas.
Todo esto señala la intensificación de las dos principales contradicciones del sistema imperialista mundial, es decir, la contradicción entre el imperialismo y los pueblos y naciones oprimidas y la contradicción entre el proletariado y la burguesía. Desde el fin de la guerra fría, la contienda inter-imperialista se ha mitigado. Pero la confrontación abierta y oculta en las esferas económica y política continúan entre los EEUU, Europa, Japón y Rusia. Dentro de la colusión imperialista, continúa la formación, unión y polarización de nuevos bloques imperialistas.
Los actuales desarrollos han vuelto al sistema imperialista más y más vulnerable y han llevado a su "Nuevo orden Mundial" a encontrar más problemas. La intensificación de la explotación y opresión imperialistas está convirtiendo a muchos países del mundo en áreas de crisis. Ha aumentado el potencial para ele estallido de resistencia y levantamientos de masas tanto en los países oprimidos como en los países imperialistas. La "globalización" ata más fuertemente a diferentes países y regiones del mundo. Los acontecimientos y tensiones económicas y políticas en cada país más amplio y más rápido eco en otros países. Esta situación objetiva une estrechamente las revoluciones proletarias y hace las condiciones para el avance de la revolución en cada país más y más influenciadas por los acontecimientos y conmociones internacionales. Además, el desarrollo desigual y distorsionado de diferentes sectores del sistema imperialista y la intensificación y entrelazamiento de una serie de contradicciones de clase, sociales y nacionales en diferentes países los forja como eslabones débiles y fallas del sistema. En estas situaciones, con la existencia de un partido comunista dirigiendo una poderosa guerra revolucionaria, la revolución proletaria puede lograr la victoria y puede comenzar la construcción de la sociedad socialista. La continua existencia de incurables debilidades y grietas perpetuas en el sistema imperialista hace posible que los países socialistas puedan persistir.
El sistema capitalista mundial, a través de su funcionamiento, cada día y cada minuto, le recuerda al mundo que ya no útil; es un sistema podrido, salvaje y moribundo y no hay necesidad de su existencia. Esto es hasta que la producción ha tomado unas dimensiones enormes y sin precedentes y ha desaparecido la insuficiencia de la producción, que alguna vez fue la razón histórica para las divisiones y desigualdades de clases. El trabajo equilibrado y el uso equilibrado de la riqueza material y el desarrollo de la creatividad intelectual de los seres humanos son muy posibles. Hace ya mucho tiempo que existen las condiciones para la creación de una nueva sociedad, en la que el principio comunista de "de cada quien según sus capacidades y a cada quien según sus necesidades", puede hacerse realidad.
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