sábado, 1 de diciembre de 2018

LENGUAJE Y PENSAMIENTO Aspectos en el Antiguo Perú


Publicado como separata de la Revista «San Marcos». Segunda Época 10, sep.- nov. 1968, pp. 51-69.


Sobre Hugo Pesce:

Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos, el Dr. Pesce es autor de importantes estudios peruanistas. En su especialidad de Medicina Tropical, igualmente ha publicado trabajos de resonancia internacional. Fue Miembro correspondiente del Instituto de Lingüística y Filología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

El presente texto "Lenguaje y Pensamiento" será difundido en 4 partes debido a la extensión de su contenido.

- Primera parte: El lenguaje
- Segunda parte: EL pensamiento pre-lógico
- Tercera parte:El pensamiento lógico
- Cuarta parte: La psicología individual y colectiva

PRIMERA PARTE

EL LENGUAJE

La mención de los caracteres originarios del lenguaje es prolegómeno útil para la revisión de las formas del pensamiento en las etapas tempranas de la humanidad.

El lenguaje como reacción ecológica

a.  Los prehomínidos, en su proceso de confrontación activa con el ambiente, sistematizan el «gesto», desarrollando en el cerebro la coordinación del complejo ojo-mano y conquistando así un idioma no-hablado, superior al de los otros primates (Le Gros Clark).

El trabajo de adaptación al ambiente alcanza ya un nivel considerable en la etapa de la transición entre el uso circunstancial, contingente y condicionado a su presencia en el campo visual de los objetos naturales como instrumento (propio de la familia Pongidae) y su utilización sistemática, constante y deliberada (propia de la familia Hominidae).

Es en esta etapa que el gesto-guía «por contigüidad» ya existente en los antropoides (Boulenger) se transforma en gesto-guía «a distancia» especialmente en su forma de gesto comprensivo en arco de círculo. El gesto de tocar implica la falta de reconocimiento previo de la cosa como exterior a sí mismo; el gesto «indicativo» es ya la expresión del reconocimiento de la cosa como objeto exterior o sea la primera expresión de la conciencia (Tran Duc Thao). Aquellos individuos o grupos de Hominidae que adquirieron el hábito del gesto indicativo a distancia, expresión de un primer embrión claro de conciencia, merecen por eso el nombre de prehomínidos.

b.  Al progresar el desarrollo de la actividad instrumental, «la forma objetiva de la indicación se constituye en forma subjetiva, que define la primera relación intencional de sujeto a objeto como conciencia de la existencia del objeto» (Tran Duc Thao) y por lo tanto como conciencia separada e individual de sí mismo. La indicación intencional a otro individuo implica, además, la función de «llamado», que de manera natural se complementa con una forma vocal. Y este llamado, mímico y exclamativo, es un llamado a actuar sobre un objeto indicado. Es un llamado al trabajo combina- do de dos o más individuos. Es la indicación precisa de un trabajo social determinado, por ejemplo de caza, o requerido por la caza. Es esta la circunstancia en que se hace posible el tránsito de la utilización ya rutinaria de determinados objetos naturales como instrumentos a la propia fabricación de instrumentos, mereciendo así estos seres el apelativo de homínidos.

En esta etapa, a cada gesto intencional se asocia una voz inarticulada y a los gestos más complejos las voces articuladas, desarrollándose en el cerebro de los homínidos una más reciente área de coordinación, adyacente a la del complejo ojo-mano, que es la del complejo oído-lengua (Winton y Bayliss), dando así nacimiento a la «palabra».

De todo lo expuesto se infiere que, en el contexto del desarrollo del trabajo de adaptación hacia un nivel superior, el tránsito de un psiquismo elemental senso motor a la forma originaria de la con- ciencia está representado por la transformación del «gesto» del prehomínido en la «palabra» del homínido. Este camino del lenguaje de gestos al lenguaje mímico verbal es, en buena cuenta, la historia natural de la senda, cada vez más luminosa que va del acto al pensamiento, y propiamente al pensamiento verbal.

c. Con el crecimiento y mayor complejidad de la actividad instrumental, se incrementa el desarrollo paralelo de mano y cerebro y se establece progresivamente una correlación estrecha entre las dos áreas cerebrales de coordinación citadas, dando lugar a una conducta de contenido cada vez más social, o sea afirmando la presencia del Homo. Estas modificaciones evolutivas están acompañadas por un sistema de expresión hecho de gestos y palabras con plena característica de «lenguaje» (Cassirer), expresión definida de emoción y acción, cargada de sentido; a ella se agrega el contenido de información acerca de cosas, lugares y acciones, cargada de significado, con pleno valor de comunicación social (J. D. Bernal).

El lenguaje como respuesta biológica

Esta génesis del lenguaje no es sino una expresión de la evolución de los reflejos cerebrales, explicada por la moderna teoría de los reflejos condicionados, ya genialmente entrevista por Espinoza (Etica, Prop. XVIII).

Los reflejos incondicionados, ligados al funcionamiento de la corteza, son innatos; los condicionados se adquieren; varios de éstos a través de la evolución se vuelven incondicionados. El conjunto de los reflejos incondicionados y condicionados en un animal cualquiera constituye un sistema primario de signalización. Su creciente complejidad en el hombre dio origen al sistema secundario de signalización (Frolov).

«La palabra es para el hombre una respuesta condicionada tan real como todas las otras respuestas que tiene en común con los animales. Sin embargo la palabra no es solamente otra señal, es una señal de señales» (Pavlov).

Lenguaje y pensamiento

Si bien el pensamiento es un proceso que se desenvuelve sobre la base de fenómenos corticales que llegan a establecerse firmemente por el desarrollo del lenguaje, y éste es la realidad directa del pensamiento, cabe afirmar que en este proceso hay que distinguir planos diferentes y también momentos genéticos diferentes.

En primer lugar, el campo de la actividad nerviosa superior como función superior adaptativa del hombre integral no puede quedar reducido a la actividad de los sectores superiores del sistema nervioso que le sirve de base. En otras palabras, la problemática de la psicología no queda agotada con la neurodinámica de la fisiología cerebral, mientras no intervenga el concepto de acto reactivo global (K. Kornilov) del hombre como un ser social. «Si la vida material del hombre provisto de mano y cerebro está forzosamente mediatizada por los instrumentos que son un producto social, su actividad psicológica está mediatizada por otros productos de la vida social, de los cuales el más importante es el lenguaje» (Itzigsohn). Es la teoría de Vigotsky del «desarrollo cultural de los fenómenos psíquicos».

En segundo lugar, las investigaciones de Vigotsky demostraron que «tanto en su desarrollo filogenético cuanto en el ontogenético el pensamiento y el lenguaje provienen de distintas raíces genéticas». Por una parte, tal como en los primates superiores hay reacciones intelectuales rudimentarias, sin lenguaje, así en el niño de 10 12 meses, la «edad del chimpancé» (Koehler), hay una fase prelingüística del desarrollo del pensamiento; y el comienzo de la hominización, según Bühler, «antes que en el lenguaje estaría en la acción del uso de herramientas que se torna subjetivamente significativo, involucrando así un pensamiento prelingüístico». Por otra parte, «en el desarrollo del habla del niño puede establecerse con certeza una etapa preintelectual». «Las dos líneas de desarrollo, del habla y del pensamiento, nacidas separadas, después de un buen lapso de tiempo confluyen y entonces el pensamiento se torna verbal y el lenguaje racional». Además, en el mismo adulto existen las dos esferas separadas del pensamiento y del lenguaje, que tienen una amplia zona de intersección visible, que es el pensamiento verbal. En el pensamiento interiorizado el sentido global y cambiante de una palabra (Paulhan) predomina sobre su significado. Sin embargo «la relación entre palabra y pensamiento es un proceso viviente»; y, a pesar de que su conexión no es primigenia ni constante, «una palabra sin pensamiento es una cosa muerta y un pensamiento desprovisto de palabra permanece en la sombra». Si bien a la afirmación de la Biblia «en el comienzo era la palabra» Goethe hace que Fausto responda «en el comienzo era la acción» no cabe duda de que la palabra es el fin del desarrollo, «es la coronación del acto».

Los objetos y situaciones que el lenguaje pretende expresar desbordan el contenido estricto de la palabra. Esta, desde su nacimiento, se vio obligada a cubrir la propia complejidad y latitud del fenómeno, adquiriendo así un valor abstracto y generalizado, es decir simbólico. El manejo de estos símbolos en el cerebro, junto con sus imágenes visuales directas, es lo que constituye el pensamiento humano. (J.D. Bernal).

La palabra sirve para organizar nuestras impresiones sensoriales, no sólo en relación con impresiones previas del mismo tipo, admitiendo la generalización, sino relacionándolas con la experiencia colectiva de la sociedad, acumulada y transmitida a través del lenguaje. La conciencia humana, de tal modo, no es solamente una simple relación entre el individuo y su ambiente natural. Es algo más: es la relación entre la sociedad y su medio ambiente tal como se refleja en el individuo, es decir un producto social (G. Thomson).

De ahí el obligado interés hacia los tipos y formas de organización social que es requerido por el estudio del pensamiento primitivo.

El Paleolítico comenzó en el viejo mundo hace más de un millón de años y se extiende hasta cerca de 40,000 años a.C. En el Perú, nuestro Paleolítico superior conocido va del 12,000 a.C. al 7,000 a.C. siendo de señalar, además del hombre de Lauricocha descubierto por Cardich, el inmenso taller costeño de instrumentos líticos de Chivateros que proporcionó a Lanning más de cien mil piezas de muy variados tipos.

El Mesolítico corre, en general, del 10,000 a.C. al 4,000 a.C. y en el Perú del 7,000 a.C. al 4,000 a.C. Es en este último lapso que, tanto en el cercano Oriente como en México y el Perú, aparecen los primeros focos de eoagricultura efímera, que entre nosotros fueron descubiertos en Chilca y Lurín por Engel, quien estudió este período en forma exhaustiva y lo ilustró ampliamente. (Respecto al antiguo Perú, hemos creído oportuno resumir su evolución cultural en un cuadro sinóptico, para facilitar la ubicación cronológica de la materia tratada).

EN LA PRÓXIMA ENTREGA SUBIREMOS EL CUADRO SINÓPTICO.

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