La mención de los caracteres originarios del lenguaje es prolegómeno útil
para la revisión
de las formas del pensamiento en las etapas tempranas de la humanidad.
El lenguaje como reacción ecológica
a. Los prehomínidos, en su proceso de confrontación
activa con el ambiente, sistematizan el «gesto», desarrollando en el cerebro la
coordinación del complejo ojo-mano y conquistando así un idioma no-hablado,
superior al de los otros primates (Le Gros Clark).
El trabajo de adaptación al ambiente alcanza ya
un nivel considerable en la etapa de la transición entre el uso circunstancial,
contingente y condicionado a su presencia en el campo visual de los objetos
naturales como instrumento (propio de la familia Pongidae) y su utilización sistemática, constante y deliberada
(propia de la familia Hominidae).
Es en esta etapa que el gesto-guía «por
contigüidad» ya existente en los antropoides (Boulenger) se transforma en
gesto-guía «a distancia» especialmente en su forma de gesto comprensivo en arco
de círculo. El gesto de tocar implica la falta de reconocimiento previo de la
cosa como exterior a sí mismo; el gesto «indicativo» es ya la expresión del
reconocimiento de la cosa como objeto exterior o sea la primera expresión de la
conciencia (Tran Duc Thao). Aquellos individuos o grupos de Hominidae que adquirieron el hábito del
gesto indicativo a distancia, expresión de un primer embrión claro de
conciencia, merecen por eso el nombre de prehomínidos.
b. Al progresar el desarrollo de la actividad
instrumental, «la forma objetiva de la indicación se constituye en forma
subjetiva, que define la primera relación intencional de sujeto a objeto como
conciencia de la existencia del objeto» (Tran Duc Thao) y por lo tanto como
conciencia separada e individual de sí mismo. La indicación intencional a otro
individuo implica, además, la función de «llamado», que de manera natural se
complementa con una forma vocal. Y este llamado, mímico y exclamativo, es un
llamado a actuar sobre un objeto indicado. Es un llamado al trabajo combina- do
de dos o más individuos. Es la indicación precisa de un trabajo social
determinado, por ejemplo de caza, o requerido por la caza. Es esta la
circunstancia en que se hace posible el tránsito de la utilización ya rutinaria
de determinados objetos naturales como instrumentos a la propia fabricación de
instrumentos, mereciendo así estos seres el apelativo de homínidos.
En esta etapa, a cada gesto intencional se
asocia una voz inarticulada y a los gestos más complejos las voces articuladas,
desarrollándose en el cerebro de los homínidos una más reciente área de
coordinación, adyacente a la del complejo ojo-mano, que es la del complejo
oído-lengua (Winton y Bayliss), dando así nacimiento a la «palabra».
De todo lo expuesto se infiere que, en el
contexto del desarrollo del trabajo de adaptación hacia un nivel superior, el
tránsito de un psiquismo elemental senso motor a la forma originaria de la con-
ciencia está representado por la transformación del «gesto» del prehomínido en
la «palabra» del homínido. Este camino del lenguaje de gestos al lenguaje
mímico verbal es, en buena cuenta, la historia natural de la senda, cada vez
más luminosa que va del acto al pensamiento, y propiamente al pensamiento
verbal.
c.
Con el crecimiento
y mayor complejidad de la actividad instrumental, se incrementa el desarrollo
paralelo de mano y cerebro y se establece progresivamente una correlación
estrecha entre las dos áreas cerebrales de coordinación citadas, dando lugar a
una conducta de contenido cada vez más social, o sea afirmando la presencia del
Homo. Estas modificaciones evolutivas están acompañadas por un sistema de
expresión hecho de gestos y palabras con plena característica de «lenguaje»
(Cassirer), expresión definida de emoción y acción, cargada de sentido; a ella
se agrega el contenido de información acerca de cosas, lugares y acciones,
cargada de significado, con pleno valor de comunicación social (J. D. Bernal).
El lenguaje como respuesta biológica
Esta génesis del lenguaje no es sino una expresión de la evolución de los
reflejos cerebrales, explicada por la moderna teoría de los reflejos
condicionados, ya genialmente entrevista por Espinoza (Etica, Prop. XVIII).
Los reflejos incondicionados, ligados al funcionamiento de la corteza,
son innatos; los condicionados se adquieren; varios de éstos a través de la
evolución se vuelven incondicionados. El conjunto de los reflejos
incondicionados y condicionados en un animal cualquiera constituye un sistema
primario de signalización. Su creciente complejidad en el hombre dio origen al
sistema secundario de signalización (Frolov).
«La palabra es para
el hombre una respuesta condicionada tan real como todas las otras respuestas
que tiene en común con los animales. Sin embargo la palabra no es solamente
otra señal, es una señal de señales» (Pavlov).
Lenguaje y pensamiento
Si bien el pensamiento es un proceso que se desenvuelve sobre la base de
fenómenos corticales que llegan a establecerse firmemente por el desarrollo del
lenguaje, y éste es la realidad directa del pensamiento, cabe afirmar que en
este proceso hay que distinguir planos diferentes y también momentos genéticos
diferentes.
En primer lugar, el campo de la actividad nerviosa superior como función
superior adaptativa del hombre integral no puede quedar reducido a la actividad
de los sectores superiores del sistema nervioso que le sirve de base. En otras
palabras, la problemática de la psicología no queda agotada con la
neurodinámica de la fisiología cerebral, mientras no intervenga el concepto de
acto reactivo global (K. Kornilov) del hombre como un ser social. «Si la vida
material del hombre provisto de mano y cerebro está forzosamente mediatizada
por los instrumentos que son un producto social, su actividad psicológica está
mediatizada por otros productos de la vida social, de los cuales el más
importante es el lenguaje» (Itzigsohn). Es la teoría de Vigotsky del «desarrollo
cultural de los fenómenos psíquicos».
En segundo lugar, las investigaciones de Vigotsky demostraron que «tanto
en su desarrollo filogenético cuanto en el ontogenético el pensamiento y el
lenguaje provienen de distintas raíces genéticas». Por una parte, tal como en
los primates superiores hay reacciones intelectuales rudimentarias, sin
lenguaje, así en el niño de 10 12 meses, la «edad del chimpancé» (Koehler), hay
una fase prelingüística del desarrollo del pensamiento; y el comienzo de la
hominización, según Bühler, «antes que en el lenguaje estaría en la acción del
uso de herramientas que se torna subjetivamente significativo, involucrando así
un pensamiento prelingüístico». Por otra parte, «en el desarrollo del habla del
niño puede establecerse con certeza una etapa preintelectual». «Las dos líneas
de desarrollo, del habla y del pensamiento, nacidas separadas, después de un
buen lapso de tiempo confluyen y entonces el pensamiento se torna verbal y el
lenguaje racional». Además, en el mismo adulto existen las dos esferas
separadas del pensamiento y del lenguaje, que tienen una amplia zona de intersección
visible, que es el pensamiento verbal. En el pensamiento interiorizado el
sentido global y cambiante de una palabra (Paulhan) predomina sobre su
significado. Sin embargo «la relación entre palabra y pensamiento es un proceso
viviente»; y, a pesar de que su conexión no es primigenia ni constante, «una
palabra sin pensamiento es una cosa muerta y un pensamiento desprovisto de
palabra permanece en la sombra». Si bien a la afirmación de la Biblia «en el comienzo
era la palabra» Goethe hace que Fausto responda «en el comienzo era la acción»
no cabe duda de que la palabra es el fin del desarrollo, «es la coronación del
acto».
Los objetos y situaciones que el lenguaje pretende expresar desbordan el
contenido estricto de la palabra. Esta, desde su nacimiento, se vio obligada a
cubrir la propia complejidad y latitud del fenómeno, adquiriendo así un valor
abstracto y generalizado, es decir simbólico. El manejo de estos símbolos en el
cerebro, junto con sus imágenes visuales directas, es lo que constituye el
pensamiento humano. (J.D. Bernal).
La palabra sirve para organizar nuestras impresiones sensoriales, no sólo
en relación con impresiones previas del mismo tipo, admitiendo la generalización,
sino relacionándolas con la experiencia colectiva de la sociedad, acumulada y
transmitida a través del lenguaje. La conciencia humana, de tal modo, no es
solamente una simple relación entre el individuo y su ambiente natural. Es algo
más: es la relación entre la sociedad y su medio ambiente tal como se refleja
en el individuo, es decir un producto social (G. Thomson).
De ahí el obligado interés hacia los tipos y formas de organización
social que es requerido por el estudio del pensamiento primitivo.
El Paleolítico comenzó en el viejo mundo hace más de un millón de años y
se extiende hasta cerca de 40,000 años a.C. En el Perú, nuestro Paleolítico
superior conocido va del 12,000 a.C. al 7,000 a.C. siendo de señalar, además
del hombre de Lauricocha descubierto por Cardich, el inmenso taller costeño de
instrumentos líticos de Chivateros que proporcionó a Lanning más de cien mil
piezas de muy variados tipos.
El Mesolítico corre, en general, del 10,000 a.C. al 4,000 a.C. y en el
Perú del 7,000 a.C. al 4,000 a.C. Es en este último lapso que, tanto en el
cercano Oriente como en México y el Perú, aparecen los primeros focos de
eoagricultura efímera, que entre nosotros fueron descubiertos en Chilca y Lurín
por Engel, quien estudió este período en forma exhaustiva y lo ilustró
ampliamente. (Respecto al antiguo Perú, hemos creído oportuno resumir su
evolución cultural en un cuadro sinóptico,
para facilitar la ubicación cronológica de la materia tratada).
EN LA PRÓXIMA ENTREGA SUBIREMOS EL CUADRO SINÓPTICO.