Del 3 al 13 de octubre del 2019 el campesinado pobre, trabajadores y demás masas explotadas del país desarrollaron una de las jornadas de lucha más importantes y combativas de los últimos años.
Las pretensiones del régimen de eliminar los subsidios a los combustibles y otras tantas medidas que afectaban directamente a la economía popular (1 de octubre de 2019) fue rechazada por las masas de una manera clara y contundente, quizá con un aspecto decidor y que merece ser citado, la radicalidad en la propuesta y forma de confrontar al gobierno; las masas imprimieron violencia revolucionaria que si bien es cierto detuvieron circunstancialmente la ofensiva económica y militar del gobierno, solo fue posible con un alto costo: 12 manifestantes muertos; más de 1.500 heridos; cerca de medio centenar de mutilados y 750 detenidos.
OCTUBRE ROJO
Las medidas en contra del Decreto 883 se inician el 3 de octubre con el paro generalizado de transportistas que determinó que el gobierno declare el estado de emergencia en el país. Desde luego, la medida de estos feneció a los dos días pero fue reimpulsada por las masas en las calles y la progresiva incorporación del movimiento campesino e indígena dando un carácter más integral a las movilizaciones que sobrevinieron en un levantamiento popular, en una rebelión.
Las formas de lucha emprendidas por campesinos, obreros, estudiantes y pobladores de barrios pobres fueron varias. Bloqueo de carreteras; confrontación directa a militares y policías en el campo; quizá las jornadas en La Esperanza (Ibarra) dignifica más aún al pueblo Karanqui por la ferocidad y decisión en combatir al grupo de caballería Yaguachi, acciones que se replicaron a lo largo y ancho del país.
Comunidades indígenas de la Amazonía se tomaron pozos petrolíferos; los campesinos se hicieron de plantaciones agrícolas, floricultoras, grandes haciendas. Bloqueo activo y combativo de carreteras que logró paralizar totalmente el país.
En las ciudades, particularmente en Quito, las manifestaciones estuvieron acompañadas de acciones decididas. Lucha callejera, barricadas; cerco a las instituciones burocráticas del viejo estado; permanente asedio al palacio presidencial, de hecho -dos acciones en particular- marcaron los niveles de efervescencia que alcanzó la lucha urbana: la toma e incendio del edificio de la Controlaría General de la Nación y el incendio de las instalaciones de Teleamazonas (Canal 4).
Desde el viejo Estado los energúmenos de la reacción utilizaron armas letales y no letales; tanquetas, gas, antimotines, helicópteros, caballería, es más, las motocicletas fueron utilizadas como armas. Dos jóvenes perdieron la vida cuando fueron embestidos por estos vehículos y cayeron al vacío en un paso peatonal; es decir, todo su arsenal para reprimir al pueblo.
Del lado del pueblo armas rudimentarias, artesanales; explosivos caseros, bombas incendiarias, definitivamente se cualificó de mejor manera la lucha de las masas.
La destrucción de tanquetas, patrulleros, motocicletas y demás medios del enemigo dio cuenta de la ferocidad y determinación de las masas por impulsar la lucha, es más, hasta el 12 de octubre la iniciativa la tuvieron las masas, y, con ella, la ofensiva, como corresponde a la lucha de clases y su verdadera forma de abordarla.
Las masas campesinas y populares confiscaron fusiles y pistolas, tanto a militares como a policías. Desgraciadamente tan preciado trofeo de guerra inexplicablemente fue devuelto por la dirigencia indígena a la represión.
La revuelta de octubre, bajo el convocador grito de que ¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA AQUÍ, Y AHORA! no se presentó y desarrolló producto de un proceso planificado; devino de una reacción espontánea de las masas y en las que hubo una convergencia de fuerzas populares, campesinas y obreras con distinta dirección, ya sea del elemento consciente de la clase como del oportunismo. Desde luego, atrás de esa espontaneidad hay un antecedente que resulta relevante: el importante trabajo ideológico y político que se viene desarrollando en el seno del campesinado pobre y demás masas explotadas.
Ya sobre la finalización del levantamiento, se erige la figura política de Vargas en el seno del campesinado pobre y las organizaciones indígenas del país, y lo hacen viciando el proceso, negociando en nombre del pueblo, dejando tendida la mesa de negociaciones con el régimen represivo no antes, de manera circunstancial, haber conseguido que se eliminen los subsidios a los combustibles,
Muchos dirigentes indígenas y de organizaciones populares sobredimensionaron la revuelta. Si bien es cierto fue importante, lejos estaba de convertirse en una verdadera revolución porque no apuntalaba esfuerzos por la destrucción del viejo estado; porque no tenía una correcta dirección de clase; porque la estrategia fue circunstancial, coyuntural, porque la dirección del proceso fue de mano en mano hasta terminar en las garras del oportunismo.
OCTUBRE ROSA
La dirigencia indígena, campesina, sindical y popular volvió a traicionar a la clase y al pueblo una vez más. Tanta sangre derramada; tanta lucha vertida y en alguna medida capitalizada con fines electoreros. Unidad popular, socialistas, troskos, indigenistas, etnocaceristas, anarquistas, postmodernistas, en fin, una larga lista de sátrapas que trafican con las luchas de octubre para apuntalar sus esfuerzos electoreros de cara a las elecciones del 2021.
La dirigencia de la Conaie se enfrascó es su propio octubre rosa, la pugna por decidir quién sería su representante para las próximas elecciones presidenciales en el país fracturó más aún al movimiento campesino. Como no puede ser de otra manera, en el seno del oportunismo se dividieron, viviendo momentos de pugna. El sector “conservador”, servil a la burguesía compradora (Tibán, Pandam, Pérez) contra aquella línea que desde el discurso radical es abiertamente servil a la burguesía burocrática. Pugnan, pero al final coluden amparados en el discurso étnico, de identidad cultural, que es colocado por encima de los criterios ideológicos, de clase. Coluden, sí, porque concluyen serviles y funcionales para la vieja democracia burguesa-terrateniente y obviamente terminando siendo uno de los principales soportes de los esfuerzos imperialistas y de la gran burguesía/grandes terrateniente por conjurar la revolución.
Cuando se creía que el oportunista de turno (electoral) iba a ser Iza o Vargas, Yaku Pérez espoleado por la Tibán dinamita sus intenciones. El ala o expresión más retardataria y derechista del movimiento indígena imperó sobre el ala oportunista/radical de la Conaie. Independientemente si eran unos u otros, la traición se fraguó.
Los del FUT y Cut también tienen su octubre rosa. La Cut que aún respira por los poros del correismo que no logran asimilar las trabas que puso el CNE y deja de lado a Correa como candidato a la vicepresidencia. Ahora los residuales del fascista van por la línea lastimera, se victimizan (Correa, Pavón Virgilio Hernández), para sensibilizar a las masas y tratar de posicionarse políticamente para poder ganar escaños electorales y contar con la inmunidad respectiva, escudo para su latrocinio.
El FUT en cambio va por todos lados, sus dirigentes prostituidos van de tienda en tienda tratando de negociar un puesto en la Asamblea.
Unidad Popular se fue a la cola de Yaku Pérez; negociaron el apoyo a esa candidatura y ya tienen representaciones para asambleístas.
Octubre de 2019; la reacción y el viejo Estado fustigaron con todo a las masas: El proletariado y campesinado pobre bregó y puso su cuota de sangre, de hecho, si bien es cierto la rebelión no se puede medir por el número de bajas que hay de parte y parte, las masas lo pusieron todo, más al no contar con un ejército popular, entre otros objetivos, no logró hacer una sola baja a las FFAA y a la policía.
Octubre fue una muestra de que las masas están ávidas de revolución; que las condiciones objetivas están dadas ya sea por las circunstancias de miseria, pauperización, explotación y oprobio en la que viven las grandes mayorías; porque está claro que las clases dominantes ya no pueden seguir detentando el Poder y gobernar como lo han venido haciendo durante siglos.
Octubre fue una muestra de que las masas claman revolución, pero también de que el revisionismo es el principal peligro para que la revolución se organice, se desarrolle, se sostenga, conquiste y defienda el Poder. El aliado estratégico más fuerte que tiene el imperialismo, el viejo Estado burocrático-terrateniente, la dictadura de grandes burgueses y grandes terratenientes es el revisionismo y el oportunismo. Están ahí, en el seno de la clase, del campesinado pobre, de las masas explotadas y oprimidas para escarbar como ratas la organización del pueblo, minarla, debilitarla, empujarla al barranco electoral a la falsa ilusión constitucionalista, participativa, al camino burocrático; a la patraña de la revolución por vía “pacífica o electorera”, y en no pocos casos, por la vía violenta pero carente de objetivos que sean coherentes con los propósitos que tiene el proletariado y su aliado principal: el campesinado pobre.
Las condiciones subjetivas para desatar la revolución democrática de nuevo tipo aún deben ser fortalecidas. Hay que precipitar la construcción de los tres instrumentos esenciales, indispensables, partido, frente y ejército popular, sin esos instrumentos será imposible la conquista del Poder.
El movimiento campesino y sindical del país debe tener claro que el proceso revolucionario en el país no vendrá de la mano de una insurrección urbana, no, en absoluto; la revolución vendrá desde el campo donde después de abolir la propiedad de grandes terratenientes cercaremos las ciudades; la revolución vendrá de la punta del fusil y con guerra popular; que la revolución solo será posible en el marco de la Nueva Democracia, forma como se expresa la dictadura del proletariado en los países semifeudales y semicoloniales.
Hoy, cuando conmemoramos el levantamiento de las masas explotadas en el Ecuador, el compromiso de la clase y del campesinado pobre, los comunistas de hoy, marxistas, leninistas, maoístas, pensamiento Gonzalo, refrendamos nuestro propósito de bregar incansablemente por la revolución, derrotar al imperialismo yanqui, destruir el viejo Estado terrateniente/burocrático y aplastar al revisionismo, tareas que se desarrollan en el contexto de la defensiva estratégica (preparación e inicio de la guerra popular).
Hay que establecer bien claro del papel que tiene el proletariado y su partido guía en las luchas de las grandes mayorías y de la revolución; que esta es un acto violento donde está en juego la historia, el presente y el futuro de los pueblos donde salvo el Poder, ¡todo es ilusión!
¡A PROFUNDIZAR LAS TAREAS POR LA CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO, FRENTE Y EJÉRCITO POPULAR!
¡EL PODER NACE DE LA PUNTA DEL FUSIL!
¡A CERCAR LAS CIUDADES DESDE EL CAMPO!
¡SI NO LUCHAMOS EN CONTRA DEL REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO!